Apenas pasados siete días de la oficialización de las listas por parte de los partidos políticos de cara a las elecciones legislativas de septiembre y noviembre de este año algunos territorios ya se muestran como los que captaran todas las miradas.

En lo que a internas se refiere tal será el caso para la del macrismo en la provincia de Buenos Aires y la del oficialismo en Santa Fe, una vez más el PJ de la Ciudad de Buenos Aires le escapa a esta situación avalando la perpetuidad del espacio amarillo con la presentación de una lista teñida de un ambivalente radicalismo progre.

En la Argentina profunda se observan distintos matices en los que en algunas provincias se hacen eco de la “unidad hasta que duela”, sin embargo en otras, como ser en Santa Cruz se avizoran movidas que podrían modificar trascendentalmente el escenario político como ser la presentación del líder sindical petrolero Vidal con su propio sello disputándole la diputación nacional al oficialismo de Alicia Kirchner en un espacio que mucho tiene de concertación y de capitalización también del desastre que significo para el radicalismo provincial de la mano de Eduardo Costa y de la cooptación del mismo por parte del macrismo con siniestros personajes como Omar Zeidan.

Respecto a Santa Fe y Buenos Aires, dos de las tres provincias agropecuarias más importantes de nuestro país, en la primera Agustín Rossi desacomodó el tablero pergeñado desde el Senado mediante la unión transitoria de CFK y Perotti, para ello contó con el respaldo y la unión con la vicegobernadora Rodenas, vilmente atacada por el narco en su carrera judicial y posteriormente por el propio gobernador en su presidencia del Senado provincial.

El escenario santafesino de tres tercios (peronismo, radicalismo/macrismo y socialismo) tiene entre su electorado a los productores de la “pampa gringa” santafesina que en infinidad de oportunidades Perotti quiso coquetear buscando salidas light a las ya de por si insustanciales medidas para con el sector agropecuario del gobierno nacional, Vicentìn, hidrovìa, ganadería, biocombustibles, entre muchos otros son los temas que se anotan en esta larga lista de yerros que tuvieron que esquivar los gobernadores de provincias con fuerte actividad agropecuaria.

Claramente en Santa Fe observaremos una dura campaña en la que uno de los ejes tendrá como protagonista al sector agropecuario cuyas diferentes actividades se realizan con fuerza en esta provincia.

Esto último casi que lo podemos descartar en la provincia de Buenos Aires, la gestión de Kicillof poco se ha esforzado por generar una agenda agropecuaria y como en otras ocasiones comentamos, tiene mayor interés en asociar a la provincia en la organización de provincias productoras de hidrocarburos sin producir un solo barril de petróleo o metro

cúbico de gas, que en conducir una agenda bioenergética en boga en todo el mundo y, por ejemplo, haber buscado generar un marco normativo respecto a los biocombustibles que le permita contar con su primer planta de bioetanol de maíz.

El Frente de Todos sigue escapándole a una discusión agropecuaria seria de mediano y largo plazo y la campaña electoral creería que no será la excepción, el debate que nos tuvo expectantes en lo que respecta a la ganadería a partir del cierre de exportaciones y posterior reapertura parcial, idas y vueltas respecto a un plan ganadero que hasta el momento se limitó a la reciente línea de créditos a tasa subsidiada por diez mil millones de pesos para establecimientos de engorde de hacienda a corral (feedlots) cuyo objetivo principal pareciera ser tener un fin de año con oferta de carne suficiente aunque a mi juicio sin tener en cuenta lo que esto podría generar en el sector de criadores de aumentar la demanda de terneros sin un plan general de mejora de la cría bovina.