La jueza María Servini ejecutó la orden de la Cámara Federal y ordenó la captura internacional de Raúl Martins, ex-agente de inteligencia, acusado por su propia hija (Lorena) e imputado por manejar una red de prostíbulos en Buenos Aires y en México. 

Ahora Interpol deberá dar con el paradero de Martins, quien técnicamente se encuentra en calidad de prófugo. Luego de ser apresado se activarán los mecanismos para extraditarlo a la Argentina. El procedimiento dependerá, en parte, de las autoridades mexicanas.

La hija de Martins, Lorena Martins, es una de sus principales denunciantes, quién después de conocer el fallo, afirmó: "Él acumula 31 años de denuncias". Lorena Martins aseguró que "hay jueces penales grabados dentro de los prostíbulos de mi papá. También, a través emails, vi un aporte a la campaña de Macri en 2011, para la jefatura del Gobierno porteño. No de manera directa sino a través de una persona muy allegada al PRO. Todas estas conexiones con la Justicia, la SIDE y la política lo hacen un hombre fuerte”. 

Según Lorena Martins, quién abraza a Macri (en la foto, de pelo largo) es un empleado de mi papá que se llama Gabriel Conde, acusado de explotar a menores", declaró Lorena en 2012, cuando Macri gobernaba la Ciudad. En ese momento, el macrismo admitió que Macri conocía a Conde, quién es el hijo de Luis, quien fuera vicepresidente de Macri en Boca, pero obviamente rechazaron todo vínculo con Martins.

Según el auto de procesamiento dictado por Servini, se afirma que la banda de Martins no podría haber funcionado ni podría haberse sostenido en el tiempo sin la protección de los diferentes poderes del Estado. Textualmente: “Este conjunto de hechos sólo podría llevarse a cabo a través de la impunidad que a Raúl Martins y los restantes miembros de la organización les garantizaba la protección de funcionarios estatales, situación palmaria por las relaciones que se probaron (...) con miembros del Poder Judicial, de las fuerzas de seguridad federales y provinciales y de la ex municipalidad de Buenos Aires”.