TRABAJO DECENTE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA OIT
Trabajo decente

TRABAJO DECENTE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA OIT Y LA SITUACIÓN REAL DEL TRABAJO EN LATINOAMÉRICA.

El concepto de “Trabajo decente” fue acuñado por el Dr. Juan Somavía, abogado y diplomático chileno quien fuera tres veces elegido Director General de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). En el año 1999 escribe una memoria en la cual su preocupación máxima es el futuro del trabajo en tiempos de globalización, define así que el “trabajo decente” no es cualquier trabajo, sino aquel que le permite al trabajador llevar adelante una vida digna, mediante una remuneración justa, y con garantías de protección y diálogo social.

Antes de seguir trabajando en dicho concepto, resulta importante entender que función cumple la OIT, así como las razones por las cuales la misma fue creada. La OIT fue fundada el 11 de abril de 1919, como organismo especializado de las Naciones Unidas. Tiene como objetivo regular las cuestiones relativas al trabajo y las relaciones laborales, elabora Protocolos y Convenios, y estos últimos devienen en Tratados Internacionales cuando son ratificados por los países miembros, que son a la fecha 187. Argentina es miembro desde el año de su fundación y ha ratificado 81 convenios y dos protocolos. Su sede central se encuentra en la ciudad de Ginebra.

La OIT tiene una formación tripartita, donde se encuentran representados los Gobiernos, los empleadores y los trabajadores. Sus órganos fundamentales son: La Conferencia Internacional del Trabajo (viene a ser el “parlamento”) se reúne una vez por año; el Consejo de Administración (órgano ejecutivo) se reúne tres veces al año en Ginebra, establece el programa y el presupuesto; y la Oficina Internacional del Trabajo, es la secretaría permanente de la OIT, es responsable del conjunto de actividades del organismo, que lleva adelante bajo la supervisión del Director General y el Consejo de Administración.

De todos los Convenios elaborados por la OIT, hay cuatro que son fundamentales, es decir, que son de obligatorio cumplimiento para los Estados miembros y son aquellos que versan sobre: Libertad Sindical- Eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio- Abolición efectiva del trabajo infantil- Eliminación de la discriminación en el Empleo.

Ahora bien, ¿Qué fue lo que motivó su creación y que hace que se mantenga vigente? La OIT nace como respuesta a la “cuestión social” que se da en cuanto se hace evidente para los Estados, la necesidad de regular y mediar en las relaciones de trabajo. La revolución Industrial y la proliferación de fábricas en las ciudades han dejado como resultado que muchas personas hayan caído en la pobreza, la desprotección, y sobre todo la explotación. La Iglesia católica lo advierte en sus Encíclicas Rerunnovarun (1891) y Quadragésimo año (1931 ) y se empieza a formar lo que se dio a llamar “LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA”. Y si prestamos atención al año en que se formula la noción de “TRABAJO DECENTE” en 1999, ante el avance innegable de la globalización y las nuevas tecnologías, resulta evidente que la cuestión del trabajo y de una protección internacional son más que necesarias.

Volviendo al tema que nos ocupa y ya sabiendo a grandes rasgos que funciones cumple la OIT, retomemos la noción del TRABAJO DECENTE, cual refiere a un ideal de cómo debería ser el trabajo en un mundo globalizado, relacionado al empleo digno. Así que el trabajo decente no es cualquier trabajo sino aquel que garantiza: un ingreso justo – protección social para el trabajador y su familia-posibilidad para el trabajador de hacer valer sus opiniones (diálogo social) – no discriminación (de género ni de otra especie). Es decir, es trabajo digno aquel que se realiza con respeto a los principios y derechos laborales fundamentales.

Según la OIT el trabajo decente es “esencial para el bienestar de las personas. Además de generar un ingreso, facilita el progreso social y económico, y fortalece a las personas, a sus familias y a sus comunidades”. Asimismo, en la declaración de 2007 sobre Justicia Social para una globalización equitativa, la OIT planteó: “El trabajo no es una mercancía y la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos”.

En 2015 se elaboró en el marco de las Naciones Unidas, una Agenda de desarrollo sostenible para el año 2030, en donde se resalta la necesidad imperiosa de crear alrededor de 600 millones de nuevos empleos para ese año y de mejorar las condiciones de las 780 millones de personas en el mundo que trabajan pero no ganan lo suficiente. En el punto 8) de estos objetivos se plantea la cuestión del trabajo decente.1

En conclusión, el trabajo decente, es aquel que no solo le brinda al trabajador un medio de subsistencia, sino que además le permite desarrollarse como persona y lograr el progreso para él y su familia. También el trabajo en esta forma es un bien para toda la sociedad, ya que permite la expansión económica y previene la pobreza.

Seguramente el lector se preguntará ¿Algo de todo esto sirve, es aplicable en la realidad o se trata de meras expresiones de buenos deseos? Y es cierto que cuando existe voluntad política de quienes llevan adelante procesos de transformación en los Estados, estos principios resultan se suma utilidad para diseñar políticas de inclusión y desarrollo. En 2003, el gobierno argentino incluyó al trabajo decente como objetivo para el desarrollo del nuevo milenio, asimismo se lo incluyó como objetivo nacional mediante la ley 25.877 de Ordenamiento de régimen laboral en 2004. La aplicación de programas como el de Regularización del trabajo, Promoción del Empleo Más y mejor trabajo, red de servicios de empleo, plan Nacional de prevención y erradicación del trabajo Infantil, lograron que durante el período 2003/ 2015 se haya bajado de una tasa de 24% de desempleo a 6%, trabajo no registrado de 50 al 30% y una mejora sustancial en el nivel de los ingresos.

¿Pero qué ocurre cuando el plan es otro? ¿Cuándo las corporaciones económicas, el poder real y los gobiernos neoliberales justamente se mueven para el lado contrario, cuando se deja de entender al trabajador en tanto sujeto de derechos y se lo pone otra vez, en el lugar de una mercancía? Cuando so pretexto de “aumentar la productividad, bajar los costos, promover la competitividad, seducir a los inversores”, se empiezan a cuestionar todas estos principios protectorios y hasta se los demoniza y se los estigmatiza como causales de atraso. Esto decía Mauricio Macri en el Coloquio de Ideas en el año 2017. “…al trabajo no lo defendemos levantando aquello que llamamos conquistas en contra de la productivad. Ahí lo que hacemos es ir perdiendo lentamente lo que tenemos y condenar a los que están afuera.” (Mauricio Macri en el coloquio de Ideas año 2017).

Macri no logró efectivizar una reforma laboral formal, salvo en lo que refiere a la materia de accidentes de trabajo. Sí más bien se logró una especie de “flexibilización en los hechos” toda vez que el cierre de fábricas, pymes y retracción económica no hizo más que llevar los salarios a la baja, como así también el aumento de la informalidad y la precarización. El salario mínimo mensual en dólares a fines de 2015 era de 600 dólares y al día de hoy se encuentra en los 290.

En cuanto al resto de Latinoamérica es de público conocimiento que la desigualdad social y el fracaso de las recetas neoliberales han sido la causa de los estallidos, tanto en Chile como en Colombia, donde cada vez resulta más difícil acceder a empleos dignos, progresar, acceder a la educación, la salud y la vivienda. En Colombia, el detonante fue el “paquetazo” de Ivan Duque que plantea un régimen de flexibilidad de la jornada y privatización del sistema previsional. Asimismo en Chile ya se viene aplicando un régimen de jornada flexibilizada y posee un sistema de baja participación sindical, lo que dificulta la negociación colectiva.

En Brasil, una de las primeras medidas del gobierno de Temer, fue implementar la flexibilización laboral, que entre sus puntos permitió: los contratos de trabajo intermitente, la negociación por empresa por fuera del sindicato, eliminación de horas extra, recorte en los montos indemnizatorios, habilitación a mujeres embarazadas a realizar trabajos insalubres. ¿Ayudó esto a crear fuentes de trabajo, a reducir el desempleo? Por el contrario, el pueblo brasileño tristemente está en un momento de retroceso, con 13 millones de personas en situación de desempleo y según el diario el país, más del 50% de la población vive con menos de 100 dólares por mes.

En Bolivia, nuestros hermanos se encuentran en plena lucha por mantener las conquistas obtenidas durante el gobierno de Evo Morales, que llevó a la clase media a un 62% y llevó adelante una transformación política, social y económica sin precedentes.

Ante todo este panorama es válido cuestionarse como llevar adelante un programa de trabajo decente, ante los avances del poder real, las corporaciones y este nuevo orden mundial que intenta poner a América Latina otra vez en lugar del “patio trasero” del imperialismo. Claramente el lawfare, los golpes blandos y ahora los golpes duros dan cuenta de que hay mucha resistencia a que las economías regionales florezcan, a que cada país sea libre de disponer de sus recursos. Estamos ante un momento bisagra entre retomar las banderas de la justicia social en Latinoamérica o caer en un tardo colonialismo, que nos deje a las grandes mayorías sin trabajo, sin oportunidades. Los organismos internacionales no pueden ser cómplices de la violación de los derechos humanos ni por acción ni por omisión. Pero siempre es preferible que las normas de la OIT existan y está en los actores de derecho hacerlas valer, pues el derecho es otro espacio más donde dar esta batalla.

  • 1AGENDA DESARROLLO SOSTENIBLE DE LAS NACIONES UNIDAS.“

    Objetivo 8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.

    8.1 Mantener el crecimiento económico per capita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto de al menos un 7% anual en los países menos adelantados.

    8.2 Lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, entre otras cosas centrando la atención en sectores de mayor valor añadido y uso intensivo de mano de obra.

    8.3 Promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de empleo decente, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y alentar la oficialización y el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, entre otras cosas mediante el acceso a servicios financieros.

    8.4 Mejorar progresivamente, para 2030, la producción y el consumo eficientes de los recursos mundiales y procurar desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente, de conformidad con el marco decenal de A/69/L.8515-13689 23/41 sobre modalidades sostenibles de consumo y producción, empezando porlos países desarrollados.

    8.5 Para 2030, lograr el empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, y la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.

    8.6 Para 2020, reducir sustancialmente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.

    8.7 Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.

    8.8 Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y protegido para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios.

    8.9 Para 2030, elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.

    8.10 Fortalecer la capacidad de las instituciones financieras nacionales para alentar y ampliar el acceso a los servicios bancarios, financieros y de seguros para todos.

    8.a Aumentar el apoyo a la iniciativa de ayuda para el comercio en los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, incluso en el contexto del Marco Integrado Mejorado de Asistencia Técnica Relacionada con el Comercio para los Países Menos Adelantados.

    8.b Para 2020, desarrollar y poner en marcha una estrategia mundial para el empleo de los jóvenes y aplicar el Pacto Mundial para el Empleo de la Organización Internacional del Trabajo.”

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