Pioneros en algo: Argentina será el primer país, en comer papa y trigo transgénicos. En base a estudios confidenciales, y luego del visto bueno de una comisión que tiene íntimos vínculos con las empresas que venden las semillas genéticamente modificadas para producirlos, el régimen macrista, dio vía libre a la comercialización de productos cuestionados.

La empresa Bioceres (que cuenta entre sus accionistas a los millonario Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman, presentó el “trigo HB4”. La publicidad corporativa muestra que es “tolerante a la sequía” y al agrotóxico glufosinato de amonio, más cuestionado por su toxicidad que el famoso glifosato.

Desde la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la UBA (Facultad de Medicina), Acción por la Biodiversidad, Naturaleza de Derechos, Huerquen Comunicación, Foro Ecologista de Paraná y BePe, advirtieron: “Sabemos que los transgénicos son una amenaza para la biodiversidad, para el ambiente y la salud de todos. Sabemos que las aprobaciones y los controles son, en la Argentina, muy poco serios”, a la vez que exigieron: “No queremos trigo ni pan transgénico”.

Cabe aclarar, que no hay ninguna ley que obligue en Argentina a identificar qué producto contiene transgénicos, como sí sucede en los países de la Unión Europea, además de Rusia, India, China, Australia, y otros países.