Efemérides 7 de marzo *Ramón Carrillo*
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Un día como hoy pero de 1906 nacía Ramón Carrillo, médico sanitarista, neurocirujano, neurobiólogo, investigador y docente argentino, promotor, en su rol de profesional médico y funcionario, de la dimensión social de la salud y constructor de una red sanitaria que muchos años después tuvo status internacional bajo el nombre de Atención Primaria de la Salud.

Nació en la ciudad de Santiago del Estero. Hijo de María Salomé Gómez Carrillo y Ramón Carrillo, docente del Colegio Nacional de Santiago del Estero y diputado provincial por el conservadurismo en tres oportunidades. Cursó estudios primarios en la escuela Normal Manuel Belgrano hasta el 4º grado (5º y 6º los rindió libres) y secundarios en el Colegio Nacional santiagueño. En 1924 ingresó en la Facultad de Medicina de la UBA. En 1927 ganó el concurso para el cargo de practicante externo en el Hospital de Clínicas y comenzó como redactor en la “Revista del Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina”. 

Ese año conoció al doctor Manuel Balado que se había especializado en EEUU y se inclinó definitivamente por el estudio y la práctica de la cirugía del sistema nervioso. En 1928 fue designado practicante menor interno del Hospital de Clínicas y ascendido a subdirector de la revista en que trabajaba. A su vez, publicaba junto al doctor Balado sus primeras investigaciones científicas: “Tumores del lóbulo occipital” y “Rigidez descerebrada en los tumores de la epífisis”.

En 1929 se recibió de médico con Medalla de Oro, ganó el concurso de Practicante Mayor Interno del Hospital de Clínicas y fue nombrado director de la revista. Sin solución de continuidad, publicó “Psicopatología del aburrimiento” y “Causa de la depresión psíquica en los países cálidos” y luego “Billroth y la gastrectomía”; “La vida, la obra y la personalidad de Marinesco” y “La filosofía de Keyserling en sus vinculaciones con la biología”.

En 1930 ganó la Beca de la UBA para perfeccionarse en Europa en mérito a sus calificaciones y publicaciones. Su primer destino fue Ámsterdam donde estaba el centro de estudios anatómicos del sistema nervioso más importante del mundo. Estudió neuropatología con el doctor Brower y bajo la dirección del profesor Ariens Kappers, director del Instituto Central de Investigaciones Cerebrales. Al mismo tiempo, cursó Histología en el laboratorio de la Universidad y en el Instituto Lechwenhoeck.  

En 1933 retornó a la Argentina luego de haber estudiado en París, Hamburgo y Berlín. El contexto era abrumador. Se había iniciado la década infame, la corrupción corroía las instituciones y el fraude electoral estaba sistematizado. Su vida cultural lo acercó a la política. Se vinculó con su compañero de estudios primarios Homero Manzi, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y Enrique Santos Discépolo. Se iniciaba su relación con FORJA, el movimiento nacional y la cultura popular urbana.

Se integró a la escuela neurobiológica argentina-germana muy activa en el Hospicio de las Mercedes (actualmente, Hospital Borda) y el Hospital de Alienadas (hoy, Hospital Moyano). En 1937 sufrió una grave enfermedad y pudo salvar su vida gracias a la atención del doctor Samuel Chichilnisky.

En 1939 fue designado jefe del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires. Su primer trabajo fue obtener la cantidad de habitantes y camas que había en nuestro país. Los datos fueron desalentadores: 9.370.000 ciudadanos/as y 38.900 camas. Comenzaba a elaborar su teoría de la salud pública y de las características del hospital que necesitaba Argentina.

En 1942 ganó el concurso de titular de la cátedra de Neurocirugía en la facultad de Medicina. En 1943 se produjo el golpe militar contra Ramón Castillo y Carrillo promovió la creación del Instituto de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, que se concretó a los pocos meses. En esa época su adhesión a la posición neutralista respecto al involucramiento de la Argentina en la Segunda Guerra Mundial y su actuación como decano interino de la facultad de Medicina en un duro conflicto con los estudiantes le valieron acusaciones que se prolongaron varios años.

Luego del triunfo del peronismo en las elecciones de 1946 se creó la Secretaría de Salud Pública de la Nación y Ramón Carrillo fue designado como secretario. Se iniciaba su travesía como sanitarista. Había que organizar un país con atención de salud despareja, falta de normativas generales para la atención, ausencia de sistemas administrativos, falta de personal técnico, desabastecimiento de insumos, altos índices de mortalidad y epidemias graves (paludismo, tuberculosis, fiebre amarilla, mal de Chagas). Además, existía un hacinamiento inhumano de enfermos mentales y la atención de niños y ancianos había quedado en manos de instituciones privadas de caridad.  

Desató un torbellino organizativo, político y académico. Priorizó la medicina preventiva, promovió la centralización normativa y descentralización ejecutiva, incorporó las campañas masivas de vacunación a la vida regular de la sociedad, implementó la obligatoriedad del certificado de vacunación para la escolaridad y la realización de trámites, normalizó la situación laboral de miles de trabajadores/as de la salud y reconoció su antigüedad, creó el EMESTA (primera fábrica estatal de medicamentos) y apoyó a los laboratorios nacionales para abaratar el costo de los remedios.

Creó la dirección de Construcciones Hospitalarias que le permitió acelerar las obras, usó los primeros conceptos de cibernética como funcionario y creó el Instituto de Planeamiento Estratégico, inauguró la era de la geriatría en el país y combatió la desnutrición y el abandono infantil con los Hogares  Escuelas, organizó la docencia universitaria y la capacitación de técnicos y auxiliares en Enfermería, Radiología, Anestesia, Hemoterapia, Laboratoristas, Instrumentación Quirúrgica, Alimentación, Administración Hospitalaria, entre otras especialidades, impulsó la arquitectura funcional y el estilo único para cada tipo de unidades (hospitales, hogares escuelas, centros de salud, etc).  

Durante su gestión erradicó el paludismo, descendió a la mínima expresión la sífilis, las enfermedades venéreas y la tuberculosis, eliminó las epidemias de tifus y brucelosis, redujo la prevalencia de la enfermedad de Chagas, la lepra y la fiebre amarilla, la mortalidad infantil bajó de 90 a 56 por mil, triplicó el número de camas, la esperanza de vida creció de 61,7 a 66,5 años. Se construyeron 234 hospitales, 60 Institutos de Especialización, 50 Centros Materno-infantiles, 16 escuelas Técnicas, 23 Laboratorios y centros de Diagnóstico, 9 Hogares-escuela y Unidades Sanitarias en todas las provincias.

Tuvo innumerables inconvenientes con funcionarios nacionales y provinciales pero tuvo una aliada insuperable que actuó en su apoyo públicamente y en las sombras: Evita. Tras su lamentable muerte las cosas se fueron complicando y el enfrentamiento que Carrillo tuvo con el vicepresidente Alberto Teisaire y su grupo fue definitorio. En mayo de 1954 el presidente Perón le solicitó la renuncia. Accedió con profundo dolor, expresó la continuidad de su lealtad y se retiró del Ministerio de Salud.

El 15 de octubre se embarcó a Nueva York con su esposa, Susana Pomar y sus cuatro hijos. Dio conferencias en la universidad de Harvard y visitó laboratorios. Su situación económica empeoraba y la dictadura militar había confiscado sus bienes en Argentina. En 1955 la empresa americana “Hanna Mineralization & Company” lo contrató y lo envió a Belém do Pará, en el norte de Brasil, desde donde debía trasladarse hasta Aurizonia en barcaza o helicóptero dos veces por semana.

En la ciudad brasileña se vinculó con el Hospital de la Universidad, trabajó ad honorem y transformó al doctor Ceme Jourdy en su discípulo. El gobierno se anotició de su valía académica y comenzó a consultarlo ante casos de importancia sanitaria. Dio conferencias en varios establecimientos y dictó clases en el Hospital de Aeronáutica. Pero su enfermedad regresaba agravada.

Era una hipertensión arterial que le producía cefaleas recurrentes y altas fiebres. El 20 de diciembre de 1956 falleció en el exilio. El gobierno de Aramburu impidió el regreso de sus restos, hecho que ocurrió en 1972 y ante una custodia militar que no permitió el saludo de su pueblo.

Gracias Ramón Carrillo! Por tu energía como médico y como funcionario, por tu lucha contra los burócratas y tecnócratas, por tu aporte a la salud pública que todavía hoy sobrevive y dignifica.

 

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