En el año 2007 terminando ya mi tarea en la SIGEN, escribí un libro que     se llamó Cuentas Claras, Instrumentos una administración eficiente de los recursos financieros estatales.

Si bien el libro tuvo como objetivos principales proporcionar una guía para la aplicación de normas y procedimientos administrativos y resaltar la importancia de la fiscalización de cuentas públicas como eje de una buena gestión, explicaba también cómo desarrollar procedimientos administrativos claros para una rendición de cuentas exitosa, cómo obtener y aplicar recursos federales para planes sociales, y presentaba a la Red Federal de Control Público además de detallar algunos de los programas vigentes por entonces para atender.

Por entonces era Sindico General el Dr. Claudio Moroni y nuestro mayor interés desde el control era convertir los registros contables en el registro de la asignación de los recursos públicos, comparar los recursos asignados y los resultados obtenidos, establecer un responsable de cada programa, evaluar objetivamente la gestión y lograr decisión centralizada y operación descentralizada.

Con un Estado Promotor y Presencial como el de entonces (2003-2007), buscando salir de la crisis con atención de necesidades básicas apremiantes como la del Programa El Hambre más Urgente era necesario contar con Informes periódicos a partir del presupuesto por programa, y generar un “presupuesto amigable” que permita rendir cuentas a los ciudadanos y a los vecinos porque los programas se ejecutaban descentralizadamente en Gobiernos Locales (Provincias y Municipios).

Eran momentos en que el seguimiento en la aplicación de Fondos Nacionales era la base para una correcta transferencia de los recursos    federales, con procedimientos, yo diría con un circuito de cuatro pasos:

1. Previsión (Presupuesto Nacional)

2. Convenios

3. Envío de fondos

4. Recepción y aplicación de dichos fondos

La fuente de esos recursos, era como hoy: Recaudación de tributos (los que pagamos todos), Coparticipación federal, Transferencia de fondos federales y atendían básicamente las necesidades de la comunidad, en especial destinadas a Reconstruir el tejido social, Combatir el desempleo y dinamizar la economía.

Néstor Kirchner entendía la relación del Municipio con la comunidad y las formas de gestionar sus necesidades era una política prioritaria y que había que entender la eficiencia como una herramienta y no un fin en sí mismo, para eso se usaban instrumentos concretos para dar sentido práctico a estas ideas.

¡Claro, Néstor Kirchner murió !!, y yo lamento que muchas de sus enseñanzas no hayan permeado en la conciencia política de muchos funcionarios que hoy se “erigen” en sus “discípulos”.

Hoy repaso algunos Programas o Planes sociales vigentes, como Potenciar inclusión Joven, Argentina Hace, tarjeta alimentar y Potenciar Trabajo y no encuentro información acorde a nuestra propuesta de control de aquel entonces. Hoy busco rendición de cuentas y tampoco es sencillo encontrarla en informes precisos porque muchos de estos planes – o todos – no tienen como contraparte a un gobierno local, (elegido democráticamente), que lleve adelante un procedimiento de gestión colectado en un documento público a partir de un Convenio de descentralización, no lo hay. Fueron sustituidos por Organizaciones Sociales que son solo eso y a los que deberíamos reclamar para conocimiento de todos los ciudadanos de mucho seguimiento y rendición a través de cuentas claras.

Con pocas variantes y sin desmentir , se dice que el Estado , El gobierno Nacional , a través del Ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo - al que en arts. anteriores de identidad colectiva ,me réferi por  su forma de calificar a los más vulnerables de la sociedad como “los que la pasan mal “ – que “ gasta “ 800 millones de pesos por día en planes sociales y que las recientes movilizaciones pretendían duplicar ese número, que se eroga del Presupuesto Nacional y mayormente se obtiene de la recaudación de Tributos ( los que pagamos todos )  .

Solo precisión y cuentas claras. De esa forma muchos y muchas universidades, especialmente, podrían informar mejor, para que los gobernantes puedan tomar las mejores decisiones.

Cada Capítulo de mi libro Cuentas Claras, lo referencie en frases que harían más amena su interpretación.

Una de las que más me gusta es la que tome del libro de Alicia en el País de las Maravillas:

“¿Cuál es el mejor camino?” Preguntó Alicia 

“¿A dónde quieres llegar?”, replicó la Tortuga

“¡No sé!”, respondió Alicia

“Entonces no importa cual camino tomes, ya que no llegarás a ninguna parte”, concluyó la Tortuga