Sociedad capitalista y angustia
Cartonero

“En estos puntos cruciales de la historia, aparecen yuxtapuestos y a menudo entrelazados, una especie de tempo tropical, rivalizando en desarrollo magnífico, múltiple, de fuerza y crecimiento similares al de la jungla, y una enorme destrucción y auto-destrucción, debida a los egoísmos violentamente enfrentados, que explotan y se combaten en busca del sol y de la luz, incapaces de encontrar algún límite, algún control, alguna consideración dentro de la moralidad de que disponen.”

F. Nietzsche

“Esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros…”

K. Marx

“Todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo, deja de lado lo que llamaremos simplemente las cosas del amor…Ven eso, eh?...No es poca cosa…”

J. Lacan

Cada marco social e histórico determina y/o influye en las características concretas de los modelos de subjetividad predominantes.

No es el objetivo de esta charla desarrollar exhaustivamente las condiciones de este modelo económico social y sus efectos, pero sí puntualizar algunas de sus características salientes, para luego restringirnos a las incidencias sobre la subjetividad, y la angustia concomitante.

El neo-liberalismo tiene como premisas:

  • .- derrotar la crisis financiera global a través de políticas recesivas y antiinflacionarias
  • .- fortalecer la libre empresa
  • .- imponer a las empresas la disciplina de mercado
  • .- disminuir los salarios y el gasto social
  • .- restringir la oferta monetaria
  • .- privatizar las empresas públicas

Lo que se denomina “economía de mercado” tiene como objetivos principales producir bienes a nivel privado, instando al máximo rendimiento y competencia feroz, así como un ilimitado impulso al consumo.

Los paradigmas del neo-liberalismo son: la producción, el rendimiento, la competencia y el consumo.

Las consecuencias de este modelo son observables, no presentan contradicciones y están desarrolladas en extensa bibliografía. Podemos mencionar el aumento alarmante de los índices de indigencia o miseria y pobreza en los países subdesarrollados, hoy eufemísticamente llamados “emergentes”, el incremento de la brecha entre ricos y pobres –determinado por la concentración de la riqueza-, el discutible “éxito” del sistema en los índices macroeconómicos y su rotundo fracaso en justicia social.

Lo que se pretende estudiar son los efectos de este modelo en el psiquismo, aún en los sectores que no están lejos de las ventajas de la modernidad y el desarrollo, sino en los que sí acceden a las mismas, tanto en las naciones desarrolladas como en los estratos privilegiados de las no desarrolladas.

Cada vez son más numerosas y diversas las voces que se alzan en contra del modelo neoliberal y sus promesas de un futuro mejor, señalando sus contradicciones y efectos negativos tanto a nivel económico social, como en sus consecuencias sobre el modelo de sujeto que propone y promueve.

Toda sociedad, y la actual no constituye una excepción, necesita construir el modelo de hombre necesario para su mantenimiento, para su sostén. Marshall Berman afirma que “…el dinamismo de la cultura moderna y de la cultura que nace de ella, arrastra a los hombres y las mujeres a su órbita, obligándolos a abordar la cuestión de qué es significativo, qué es esencial, qué es real en la vorágine en la que vivimos.”

El mundo se ha convertido en un inmenso mercado, donde la producción de riqueza es fundamental.

A contramano del progreso sin límites que promete el sistema imperante, asistimos a una inusitada degradación social, los más altos índices de adicciones de todo tipo, melancolías graves y suicidios, adhesiones a diversos fundamentalismos, violencias expresadas desde lo doméstico hasta las masacres inexplicables, aún en los países adalides del modelo, como los EEUU.

La instauración del mercado, el dinero y las mercancías como centro absoluto de la vida social, reducen la significación del sujeto y lo colocan al servicio de tales condicionantes, convirtiéndolo de dominador en dominado.

Lichtenszejn sostiene en su artículo “De las políticas de estabilización a las políticas de ajuste”, que “el modelo neoliberal deja de concebir a la sociedad como aquella constituida por ciudadanos soberanos, para convertirla en una comunidad de consumidores, productores y ahorradores inmersos en el mercado mundial”.

Se afirma abiertamente que el triunfo individual se logra en una constante competencia en todos los niveles, viendo a los otros como potenciales enemigos, en lugar de establecer vínculos solidarios entre los hombres. La dimensión propuesta por Darwin acerca del triunfo de los más aptos, es hoy inmensurable….recordemos, en el ámbito local, la propuesta de “meritocracia” en una publicidad reciente.

Tienden a desaparecer los ámbitos compartidos y prevalecen los espacios privados.

El narcisismo exacerbado es una de las características predominantes del sujeto de nuestro tiempo, que prioriza sus intereses por sobre los intereses del otro.

Cada uno construye su presente y su futuro frente a otros que buscan, desean y aspiran a lo mismo, por lo que se convierten en potenciales enemigos a los que hay que destruir. Esto afecta no sólo a los sectores obreros que trabajan en condiciones cada vez más apremiantes, sino también a cualquier sujeto inserto en el mercado, profesionales, ejecutivos…

Para el liberalismo, todo tipo de producción debe ser económicamente rentable, por cuanto en su nombre se eliminan empresas o tareas necesarias pero no rentables, clásicas de las áreas sociales, culturales, creativas….Se eliminan rutas ferroviarias, tramos aéreos, todo lo que brinde servicio pero dé “pérdidas” económicas…

Que toda actividad sea colocada bajo la órbita comercial, lleva inexorablemente a que éstas tengan que adecuarse no sólo a su función, sino a lo que determinan los intereses que las promueven.

El objetivo de todo lo señalado alcanza su síntesis en la mercancía.

En su obra “El hombre unidimensional” leemos a Marcuse: “….es una sociedad totalitaria que impone sus exigencias económicas sobre el tiempo de trabajo y el tiempo libre, sobre la cultura material e intelectual”.

Toda la estructura de una sociedad con estas características se rompe si no se logra el eslabón final de ‘construir’ un sujeto interesado y acuciado por obtener mercancías y renovarlas constantemente, en un mercado saturado de ofertas. El mercado, a través de la publicidad, acompaña a la producción creando nuevas y cambiantes “necesidades” que no están al servicio del sujeto sino de los intereses económicos dominantes.

El resultado es una profunda frustración, un odio penetrante y una notable activación de la agresividad impregnando la sociedad tecnológica. Es fácil y claramente perceptible por cualquier observador social o en la práctica clínica que el mayor confort tecnológico de la historia no hace más felices a los hombres.

En su libro ‘El deterioro de occidente’, Castoriadis sostiene que: “…en el occidente contemporáneo, el individuo libre, soberano, sustancial, es en la gran mayoría de los casos una marioneta que realiza espasmódicamente los gestos que le impone el campo social-histórico: hacer dinero, consumir y gozar (si lo logra…). El sentido imperante es el sinsentido del aumento indefinido del consumo.”

En el Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis, Lacan plantea que el discurso capitalista es una mutación o un deslizamiento del discurso del amo: el lado izquierdo del discurso sufre una inversión, por lo que S barrado pasa al lugar del agente y S1 al lugar de la verdad.

S1 (agente) S2 (saber/ otro)

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S ( / ) a (plus de goce)

(verdad)

S ( / ) S2

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S1 a

Por lo tanto, se desarticula la cadena y se trastoca la secuencia S1….S2, entonces S2 ya no está regulado por S1 que le fija su límite. Hay una propiedad esencial del discurso que ya no se cumple: se desarticula el lugar de la ley.

S2, el saber, no tiene límites, y no se trata del saber inconciente, sino del saber científico-tecnológico que avanzan son corte. Un saber que produce objetos de consumo, objetos de goce que se diferencian claramente del objeto causa de deseo.

Lacan sostiene que el sujeto los consume con tal rapidez, que se termina consumiendo él mismo.

El fracaso de la relación S barrado…..S2, define la ruptura de todo lazo entre verdad y goce. Ningún vector enlaza al sujeto barrado con su saber inconciente.

“Lo que produce el paso del discurso del amo antiguo al moderno, que llamamos capitalista, es una modificación en el lugar del saber”, afirma Lacan, que de este modo descubre los efectos de ese saber con vocación totalizadora, como un saber ‘funcional’ a los intereses de la administración capitalista de los bienes y los goces.

En relación a la verdad, se trata del rechazo de la verdad del discurso. El agente (S barrado) opera sobre S1 como verdad, el sujeto dirige la verdad, por eso este discurso supone el rechazo de la castración.

El sujeto puede pretender ser el autor de su discurso, desconociendo el significante que lo funda. S1 se transforma en un significante congelado que dice la verdad absoluta, un imperativo: saber cada vez más.

En Radiofonía y Televisión, dice Lacan: “El sujeto del inconciente es destituido y reemplazado por un sujeto de falta de goce, dirigido por una pulsión mortífera”. El sujeto se dirige a un saber que produce objetos que llenan el vacío existencial.

“Las vidrieras están llenas de plus de gozar, productos de la fabricación humana. Si se puede simular el plus de goce, esto mantiene a mucha gente entretenida….”, continúa Lacan.

El consumo constante de objetos provoca la ilusión fallida de evitar la castración, y el sujeto queda atrapado en un giro en falso del discurso que no logra efectuar lazo social.

El discurso capitalista es depredador, determina el consumo inmediato del objeto y éste va consumiendo al discurso mismo; sin discurso que sostenga, no hay lazo social o es muy endeble, por lo que termina surgiendo la pura violencia en su feroz retorno desde lo real.

El lazo social está degradado por el desprestigio del amor y de la palabra en tanto pacto.

En la clínica, deja de prevalecer el síntoma neurótico que se sostiene en el discurso del amo:

S1 S2

---------------- ------------

S ( / ) a


 

Los dos términos del fantasma bajo las barras determinan el síntoma neurótico, sostén del deseo del sujeto.

Al separar los términos del fantasma, el sujeto ya no se sostiene del mismo, y por eso no es la neurosis la clínica que prevalece, sino el fenómeno, el signo y la mostración, la impulsividad, el acting y el pasaje al acto.

Vamos a ver que uno de los cuadros actuales es el ataque de pánico, homologado a la crisis de angustia en el DSM, aunque precisamente se trata de hacer el pasaje de uno al otro en el trabajo analítico; la dirección de la cura sigue el surco trazado por la angustia para que surja el deseo. El paso que lleva del goce al deseo se hace a través de la angustia.

En tanto el ataque de pánico es un fenómeno de irrupción de goce por déficit simbólico, por incapacidad discursiva. Es abrupto, temporario, reversible.

Hay una modificación de las funciones corporales, con frecuencia de tipo cardiorrespiratorio, que deja al sujeto paralizado o bien movido a una excitación desesperada sin consecuencias resolutivas. El goce invade al cuerpo y la imagen corporal pierde la unidad, se fragmenta en imágenes caóticas o se expresa al modo del fenómeno psicosomático.

La angustia es una expresión privilegiada de la relación del sujeto al Otro, una eficacia del inconciente.

En cambio el pánico, la ansiedad, están en relación a la pulsión.

En su texto ‘El saber del psicoanalista’, dice Lacan que dos siglos después de la instalación del discurso capitalista, la castración hizo finalmente su entrada abrupta bajo la forma del discurso analítico.

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