Un día como hoy, pero de 1956, se fundó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), una institución estatal descentralizada, con autarquía operativa y financiera, dedicada al desarrollo sostenible de la actividad agroalimentaria y agroindustrial, a la innovación tecnológica y a la transferencia del conocimiento adquirido a todo el país.
El INTA está presente en el Noroeste, el Noreste, Cuyo, la Región Pampeana y la Patagonia, a través de 15 centros regionales, 52 estaciones experimentales, más de 350 unidades de extensión, 6 centros de investigación, 22 institutos de investigación y una sede central en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En la institución trabajan cerca de 8.000 personas, quienes garantizan soporte y acompañamiento a miles de productores, retroalimentándose con las prácticas observadas en el terreno junto a esos mismos productores.
La institución se especializa en la investigación agroindustrial, ciencias veterinarias y agronómicas, desarrollo tecnológico para la agricultura familiar, recursos naturales, economía, política y sociedad. Sus institutos abarcan una amplia variedad de temáticas: tecnología de alimentos, ingeniería rural, biotecnología, genética, microbiología, virología, agua, clima, suelos, floricultura, entre otros. Mucha teoría, pero también mucha práctica.
Por primera vez en su historia, la presidencia del instituto está a cargo de una mujer: la ingeniera agrónoma, investigadora y docente Susana Mirassou. Ella ingresó en 1988, trabajó en diferentes sectores y se especializó en recursos naturales y sustentabilidad.
En sus inicios, los trabajadores del INTA se agruparon sindicalmente en los gremios estatales mayoritarios, ATE y UPCN. Sin embargo, el 13 de agosto de 1966 se fundó la Asociación del Personal del INTA (APINTA), impulsada por trabajadores de Concordia, Concepción del Uruguay y Paraná, en Entre Ríos. En 1971, APINTA obtuvo reconocimiento nacional, convirtiéndose en una organización sindical de peso dentro del instituto.
El Instituto Experimental de Investigación Agrícola y Ganadera de la provincia de Santa Fe es el antecedente institucional más cercano al INTA, aunque no se replicó en otras jurisdicciones. Durante décadas, el área sembrada y de pastoreo se fue ampliando, enfrentando las históricas dificultades relacionadas con el uso y la tenencia de la tierra en Argentina. En 1956, la producción agrícola-ganadera representaba el 95% de las exportaciones, aunque su crecimiento era lento debido a la falta de avances tecnológicos. La creación del INTA buscó cerrar esta brecha y fue financiada inicialmente con un impuesto del 1,5% sobre las exportaciones del sector.
Durante los gobiernos democráticos, el INTA creció en influencia, capacidad investigativa y especialización. En contraste, durante las dictaduras sufrió un retroceso en sus actividades, un patrón recurrente en la historia de instituciones estatales eficaces.
No obstante, el esfuerzo colectivo permitió que el INTA ampliara sus áreas de investigación. Hoy, casi no hay actividad agropecuaria que no sea estudiada dentro del instituto: cereales, oleaginosas, frutas, flores, hortalizas, forestación nativa, manejo de cultivos, plagas, malezas, enfermedades, genética, producción animal, apicultura, cosecha, postcosecha, empaque, comercialización, trazabilidad de productos cárnicos y lácteos, manejo de suelos, impacto climático, uso racional del agua, agricultura familiar, sustentabilidad productiva, energías renovables, entre muchas otras.
El resultado de estas investigaciones se comparte con los productores, integrando los saberes locales y las prácticas culturales, algunas de ellas milenarias, con nuevas tecnologías. Así, el INTA establece un plan interactivo que se nutre de novedades, cambios, descubrimientos y costumbres.
¡Muchas gracias al INTA por tu presencia en todo el territorio nacional, por tu capacidad para integrar saberes y devolver nuevas posibilidades de producción! Gracias por vivir en esa tensión constante entre el avance tecnológico, la sustentabilidad ambiental y la producción de alimentos saludables.
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