DEFENDAMOS LA DEMOCRACIA
cristina

Los manuales de Ciencia Política poseen distintas definiciones del significado de la democracia que van desde los griegos antiguos hasta nuestros días, pero si nos preguntamos qué es hoy en Argentina debemos que la misma está jaqueada por una proscripción. O sea, cuando la principal dirigente del mayor movimiento político de nuestro país está proscripta hay algo que anda mal, aquí la democracia está trunca.

La oposición, haciendo gala de sus conductas psicópatas propone subir los precios para bajar la inflación, bajar los impuestos para subir la recaudación, redistribuir a favor de los ricos para bajar la pobreza, dejar salir los dólares para recuperar las reservas, despedir gente para bajar la desocupación, tal como lo definió el periodista Ernesto Tenembaum. Además, no quieren trabajar y no dan cuórum para iniciar las sesiones extraordinarias donde deberían tratarse más de 20 proyectos, por ejemplo, el que permitiría acceder a la jubilación a 800.000 personas mayores mediante una moratoria.

Hay quienes, recordando el dicho a mar revuelto, ganancia de pescadores, ya tiraron los anzuelos para ver si pescan una candidatura y pareciera que no se dan cuenta y esto es pura ironía que están siendo funcionales al macrismo al naturalizar la existencia de una proscripción. Si saben que no consiguen más de 5 puntos, para qué lo hacen sino para corroer la fuerza del campo nacional y popular. ¿Es necesario ahora, discutir candidaturas en lugar de salir a la calle y de viva voz exigir eliminar la proscripción de Cristina? Esto tiene el tufillo de lo que se llamó el «neoperonismo» en la década del sesenta.

Cuando está en discusión la democracia misma con esa fraudulenta proscripción que abre la posibilidad de un regreso del neoliberalismo recargado de odio y venganza expresado en la frase no son los primeros 100 días, son las primeras 100 horas, ¿es necesario traer a colación a Joe Lewis? No porque no tengan razón sino porque ahora no podemos transformar esa realidad, pero sí defender el único régimen que nos permitiría intentar cambiar también la injusticia de lago Escondido.

Hagamos un ejercicio teórico: el presidente Fernández ordena a Gendarmería Nacional abrir un camino de servidumbre hacia el lago Escondido, al otro día la Corte Suprema de Justicia lo declara inconstitucional en nombre de la defensa de la propiedad privada y los diputados de Juntos por el Cambio se arremolinan en mesa de Entradas del Congreso para presentar pedidos de juicio político al presidente. ¿Está claro dónde está el enemigo central?

El jefe de la oposición es Héctor Magneto y la herramienta más eficiente que posee para operar sobre todos nosotros es el grupo Clarín y la Corte Suprema, cabeza del partido judicial. Por lo tanto, no puede haber decisión ni acción más importante que organizar tal como pidió Cristina el 17 de noviembre pasado una enorme movilización multisectorial el 24 de marzo para defender nuestra democracia, eliminar la proscripción y pedir un juicio político a los cortesanos, la mitad de los cuales fueron elegidos por un prófugo de la Justicia.

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