EL ODIO NO ES OPINION NI INFORMACION…ES VIOLENCIA
Cristina

El intento de asesinato de nuestra Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner debe ser contextualizado para comprender por qué sucedió. Si bien la prédica de los odiadores seriales no es nueva, el show mediático montado por los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola buscaba socavar las bases política de CFK. Pero como se suele decir, les salió el tiro por la culata, porque generó una respuesta espontánea de movilización de apoyo y quien quisiera escuchar, oía: lo que yo siento por este movimiento / se defiende en la calle / poniendo el corazón/Y muchas veces nos bancamos la lluvia / los palos de la yuta / y todo eso por vos. Eso incrementó la escalada de violencia verbal y culminó en el episodio que busca frenar toda alternativa nacional, popular, democrática y feminista.

Frente a ello, la oposición encarnada en un grupo de dirigentes se ha mostrado, una vez más, que ha adoptado como modus operandi un «sin límites», negándose a condenar el hecho que da por tierra toda convivencia democrática.

Esto lleva a planteos como el del jefe de Gobierno de la C.A.B.A., Horacio Rodríguez Larreta, que se muestra como el adalid contra la «ley mordaza», que no existe… nos recuerda a un desquiciado Don Quijote:

La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

- ¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.

- Aquellos que allí ves - respondió su amo - de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

– Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Esos gigantes que veía el Quijote representan en la mente de Horacio Rodríguez Larreta las prédicas de odio e intolerancia… son opiniones. No, eso está claro, pero imaginemos entonces que apareciera un personaje que dijera que hay que matar un judío, ¿alguien se imagina a la DAIA diciendo que es una opinión, respetable como cualquier otra? Entonces, ¿por qué se puede decir que hay que matar a Cristina? ¿Qué justicia es la de los señores fiscales que permiten que alguien públicamente diga que quiere un sicario? Quizás algunos, cuando hablan de política siguen a Pablo Escobar.

Parece mentira que todavía hay que explicar que no se trata de ser o no ser peronista, estar de acuerdo o no con el gobierno, se trata de dirimir nuestras diferencias en un plano democrático. Creemos que las múltiples experiencias de opositores «de a pie» que mostraron en este punto una posición más sensata, señala que esa dirigencia no representa a la totalidad de ese espacio político.

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