En Juntos x el Cambio son todos lo mismo
En Juntos x el Cambio son todos lo mismo

Los medios de comunicación de la oposición no se cansan de señalar en el amplio espectro del movimiento nacional y popular dentro del cual encontramos al peronismo, las diferencias entre dirigentes y sectores. Es cierto, seguramente lo que no quieren decir es que precisamente eso es lo que expresa una sociedad compleja como la nuestra, lo cual no es arbitrario, pues la armonía solo se da cuando se reconocen los distintos con la misma dignidad.

Por su parte, en Juntos por el Cambio se da la uniformidad, donde todos son lo mismo. Hasta cierto punto, pueden discutir la ocupación de cargos, pero la disciplina no está basada en la armonía que se refleja en la unidad de acción sino en el «carpetazo», porque el ordenamiento interno se construye allí mediante las espías ilegales y la extorsión.

Al aceptar semejante conducción perversa de parte de Mauricio Macri naturalizan las actitudes autoritarias y así buscan decantarlas en la comunidad, que sea parte del «sentido común». Por eso el mismo Macri puede decir que el liderazgo debe soportar que haya muertos, Rodríguez Larreta presentar a de la Rua como un demócrata (responsable del estado de sito y la muerte de 40 personas), Bullrich «patotear» con “romperle la cara” a otro dirigente (la misma que bajo sueldos y jubilaciones el 13%), Vidal, autora de la «GestaPro», Morales que mantiene detenida injustamente a Milagro Sala y Manes que no se hace cargo de nada. La lógica que utilizan es clara: Aerolíneas Argentinas es un costo para el estado que sustentan los que no vuelan, por eso hay que privatizarla o eliminarla, lo atroz de naturalizar la desaparición del estado como sujeto prestador de servicio público queda claro si pensamos que un hospital genera un costo que pagan los sanos para que los enfermos se curen gratis, por lo tanto, habría que privatizarlo o eliminarlo.

Cuando dicen estas cosas parece que nos toman por idiotas. Esa palabra fue usada hace 25 siglos por el compañero Heráclito –le decían «el oscuro» y todos sabemos que los «negros» son peronistas- para indicar a aquellos que para comprender lo que sucedía se miraban el ombligo… y ahí, a lo sumo hay pelusa. Lo que está en juego son dos proyectos de país, que no son una novedad, de ambos hay testimonios que señalan los rumbos.

El que expresa el neoliberalismo ya plantea que en las primeras 100 horas precariza el trabajo, despide a miles de empleados públicos (médicos, enfermeras, maestros, docentes universitarios, investigadores del CONICET, empleados de ministerios y empresas estatales); reforma el régimen jubilatorio obstaculizando el acceso al mismo mediante la elevación de la edad jubilatoria… sin preocuparse de generar trabajo para las generaciones jóvenes que se suman al mundo laboral que terminarán en el mejor de los casos trabajando para un delivery, finalmente se buscará desarticular la expresión político-sindical de los trabajadores como lo es en Argentina el movimiento sindical. Como diría uno de sus defensores, es para pocos… pero buenos (o sea de ellos) y ¿la clase media… y los trabajadores?... ¡Olvidaaate!

El otro proyecto, el nacional y popular, tiene como antecedente el gobierno de 2003 al 2015 y el que asumiera en 2019 que, sin desconocer errores, construyó una Argentina donde el problema era si era justo que una parte de los trabajadores pagaran impuesto a las ganancias por los altos sueldos que ganaban, donde la compra de la comida no estaba en la agenda pública (ni privada), y donde también poníamos un satélite comunicacional en órbita que era 100 x 100 hecho en Argentina, donde se abrían universidades y se ampliaba el presupuesto educativo y donde frente a una pandemia se cuidó de cada argentino en su salud y en su trabajo, se salvaron vidas y empresas, que hoy tienen una productividad excepcional.

Que no nos corran con sus mentiras, esas que llaman fake news y que aportan regularmente las redes, TN y La Nación+. Un modelo de país nacional y popular contempla las posibilidades de refortalecimiento del Mercosur junto a otros países de América Latina. Que no nos vengan con el cuento de Venezuela, país al que Emmanuel Macron –al que nadie puede tachar de ala francesa de La Cámpora- acaba de pedir ayuda por la crisis energética en que se encuentra sumida Europa por la guerra entre Rusia y Ucrania.

Queda mucho por resolver, sí. Pero jamás, cuando se está al borde del abismo se puede pedir dar un paso hacia adelante. Demos la batalla por la idea y el proyecto, José de San Martín decía que para los hombres de coraje se han hecho las empresas, sin querer corregir al Padre de la Patria agregamos: hoy, para eso hay una mujer.

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