Fuentes Seguras. Decisiones sencillas, debates complejos Funcionarios, YPF, Energía, Peronismo y Desarrollismo, Estado, Oleadas y Perfiles, Pandemia, Dinero y Peronismo
Alberto Fernández

• Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

¿Es posible aprender? Aunque la imagen de un joven en pleno estudio brinde una respuesta favorable, cabe evocar realidades más complejas: el mismo sector social –en muchos casos las mismas personas- que fue arrasado en tres oportunidades por Domingo Felipe Cavallo, corralito incluido, respaldó en 2015 un programa económico equivalente y candidatos de inequívoco alineamiento liberal. Las argumentaciones sobre una “derecha renovada” y el relativo cambio de nombres no alcanza para justificar el daño auto infligido. En cuanto a los grandes medios, aunque tienen importancia en la generación de climas, es preciso puntuar: convencen a quien desea ser convencido. 

El alerta fue planteado en esa ocasión con firmeza desde la misma realidad y vale tomarlo en cuenta a la hora de diseñar acciones políticas, económicas y comunicacionales. Existe una franja social que ni siquiera evoluciona en base a sus propios tropiezos y las consecuencias derivadas. Está allí y su presente desperdigado no implica modificaciones progresivas sino vulgaridad conceptual. Si la ilusión de una operatoria bien realizada para orientar la sociedad no debería ignorar el dato, resulta pertinente indicar que las equivocaciones desplegadas por el espacio nacional popular forjan el hueco a través del cual se filtra la necedad.

FUNCIONARIOS. En este 2021, entonces, parece de interés detectar los dislates persistentes que sí se pueden resolver con el objetivo de afrontar asuntos más complejos con mejor volumen de juego. En principio, resultaría harto positivo terminar -dosis de energía bien fundamentada mediante- con la presencia de una gran cantidad de funcionarios macristas en zonas clave del Estado. Esos lastres perjudican la aplicación de políticas razonables a lo largo y a lo ancho de la administración, impiden el desarrollo de dirigentes capacitados para poner en marcha regiones paralizadas y como si todo esto fuera poco se permiten el privilegio de echar a correr versiones y opiniones negativas sobre el Presidente de la Nación y su compañera en el Poder Ejecutivo.

Nuestras Fuentes Seguras, en tono de confesión propio de las Fiestas, ratificaron ese párrafo y añadieron que el efecto colateral de su afincamiento, a más de un año de gestión, es “el desánimo de quienes se esfuerzan por apuntalar las instrucciones activas que declama la primera línea del Gobierno”. El ejemplo Kunkel – Redrado no sirve para cualquier cosa: en los correos electrónicos y los watsaps de los periodistas se acumulan enorme cantidad de denuncias al respecto que ni siquiera lo son; apenas configuran listas comprobables de representantes estatales que operan en contra del Estado. Nos lo dejaron en claro los informantes: “No hay infiltrados, son macristas que reciben legal y periódicamente su ingreso mientras corroen desde dentro la esperanza nacional”. 

YPF. En línea semejante, emergen interrogantes asentados en situaciones bien concretas. En vez de andar batallando para revertir los desaguisados de la empresa con mayoría estatal YPF –apreciación continua de los combustibles además de la venta de espacios pertenecientes a la educación pública-  podría resultar valiosa una designación genuinamente nacional y técnicamente intachable, con instrucciones claras acerca de su rol como impulsor de la exploración, la extracción, la realización y la venta del producto. Si el propio Alberto Fernández no necesitara, cada dos por tres, frenar a decreto limpio los goles en contra de Guillermo Nielsen –titular de YPF-, estas líneas tendrían otra caracterización. 

La cuestión es qué conviene al país. Las Fuentes nos develaron que en la Rosada cayó un misil con argumentos: Representantes del movimiento obrero hicieron llegar al Gobierno su diagnóstico: “Ver el destino de la principal empresa industrial del país desde una óptica no operativa seguramente lleve a decisiones que ya hemos visto fracasar muchas veces. YPF es mucho más que una caja financiera”. Y recordaron que “cuando todas las empresas privadas huyen y despiden gente sin aplicar las abultadas ganancias que obtuvieron durante años, YPF y sus trabajadores siguen siendo quienes ponen el pecho para que no detenga la actividad. Si algo ha sobrado en la industria son contratistas parasitarias de nuestros recursos naturales”. En todo el papel presentado a las autoridades late la definición industrialista propia de los trabajadores argentinos. 

ENERGÍA. El panorama se extiende hacia el eje del tema energético. Los renovados cortes, las abultadas deudas, la visible ausencia de inversiones y la presión para alzar las tarifas están justificando, pese a la cobertura mediática, una intervención estatal potente y anclada en las necesidades productivas nacionales. Esos factores, entre otros, contienen el germen de la popularidad de medidas que ordenen el descontrol del área padecido desde los años 90. Lejos de eso, la única novedad para el rubro es la adquisición de Edenor por el grupo económico que comandan José Luis Manzano, Mauricio Filiberti y Daniel Vilá. Lo curioso del asunto es que a esta altura, y tras varias reuniones, el funcionariado conoce la realidad interna narrada por los mismos sindicatos, que a su vez son portadores de sensatas opciones destinadas a imbricar el interés nacional en el diseño, sin por eso dejar fuera de juego las inversiones privadas. 

ESTADO. Sólo una mención más, para no abundar. El parate de la atención presencial de los organismos del Estado sólo ha sido relevado muy parcialmente por los contactos web. En realidad el acceso a las planillas es fatigoso y se complica de modo trágico para sectores de la población que por actividad o edad no están habituados al uso de la herramienta. Asimismo, por motivos inexplicables no hay forma de comunicarse telefónicamente con los responsables de cada área para la concreción de trámites sencillos. Decimos motivos inexplicables pues la ausencia de los mismos en una oficina no debería impedir que posean números interconectados. ¿Apostamos a las nuevas tecnologías, o no? El asunto se torna tenso en las zonas de cada ministerio que deben librar pagos y desarrollar acuerdos con empresas y particulares. Y deriva en gran preocupación al comprobar que las causas comunes que transitan el Poder Judicial llevan un año de congelamiento. De modo objetivo debemos indicar que el aparato estatal argentino está semi paralizado. Vale aclarar que este segmento no es compartido por nuestras Fuentes, quienes estiman que el problema no es tan grave como lo describimos y que las medidas de cuidado están plenamente justificadas por la pandemia. 

Como se puede observar, ninguno de los puntos señalados resuelven la totalidad de los problemas. Pero poseen un volumen que, con avances sencillos y bien orientados, ayudarían notablemente a un mejor andar en el año que arranca. 

SENDEROS. El gran debate sobre el futuro nacional está sobre la mesa, pero no es fácil atisbarlo en medio de la confusión inducida desde el análisis económico con rasgos demagógicos que campea en el país. Hemos indicado que el gobierno del Frente de Todos apunta a la producción, desdeñando las recetas recesivas y anti industriales que caracterizaron los períodos de hundimiento colectivo. También, que dentro de ese perfil anidan visiones diferentes, a las cuales caracterizamos para la comprensión directa como peronistas y desarrollistas. Bien: esta dualidad es tangible y ya se instaló en las primeras horas del año en curso. Nuestros informantes nos ayudaron a ordenar los conceptos.

Son varios los ejes que atraviesan la discusión. Uno de ellos es el lugar que el oficialismo otorgará al salario en la reactivación. De una definición al respecto deriva la inclinación de la actividad: ¿se priorizará el mercado externo o el interno? Hasta ahora, con énfasis, las carteras de Economía y Producción han señalado que se busca el equilibrio y que no tiene porqué haber contraste agudo. Enlazada con esa tensión surge el tema de la inversión social, caracterizada por propios y extraños como gasto público. La presión del gran empresariado para que la Argentina deje de canalizar recursos sobre los espacios sociales medios y bajos (pymes, comercios, cooperativas, trabajadores registrados e independientes, desempleados, jubilados) es proporcional al empeño del sector por evadir y aún así requerir menores impuestos. 

El asunto no es menor porque las definiciones sobre esos senderos determinarán en buena medida el bienestar colectivo de los años venideros. Si hemos de detectar un problema puertas para adentro de la administración, es que la dirigencia del Frente Renovador ha trabado en los años recientes un buen vínculo con compañías que, pese a estar afincadas en el país y a desarrollar actividades productivas, tienden a buscar en la zona externa su perfil y a tararear canciones compuestas por economistas fiscalistas ligados a las mismas. De allí que resulte imprescindible traccionar para que el Espacio Producción y Trabajo en general, así como la Corriente Federal de Trabajadores y la CTA en particular, tengan voz en la discusión con el Gobierno sobre el destino estructural. 

El desorden con el cual se despliega el Consejo Económico y Social evidencia que esa perspectiva no es utópica. A decir verdad nada hay definido y cruzar de un tajo cualquier opción resultaría apresurado pues no hay que olvidar que el otro factor que juega en el armado es la necesidad de subsistir políticamente que poseen todos los componentes de la coalición gobernante. Nuestras Fuentes Seguras, en este aspecto, resultaron contundentes: “Alberto sabe, entiende, que sin mercado interno no hay futuro político”. Como todos comprendemos que Cristina Fernández de Kirchner ya lo había aprehendido oportunamente, ninguna de las dificultades enumeradas sobre el comienzo de esta nota alcanzan para presuponer que el camino desarrollista es una vía férrea sin posibilidad de variación. 

Como nos apuntan las Fuentes, sería injusto dejar de narrar las acciones adoptadas por el Gobierno el año pasado. Desde la elevación del “gasto” a niveles inadmisibles para los liberales hasta la recuperación parcial de la capitalización del Banco Central. El reposicionamiento con orientación productiva del Banco Nación. Con ese marco, la importante asistencia a empresas pequeñas y medianas damnificadas por una brutal recesión amplificada por la pandemia, así como el apoyo a personas en situación de pobreza. También, las iniciativas destinadas a promover la construcción y su vasta red de industrias involucradas. En línea, la extensión del aplastamiento tarifario. La no intervención en negociaciones paritarias que se despegaban de las pretensiones empresariales para emplear varas planteadas por los gremios. Y, claro, la preocupación y el despliegue en materia de Salud Pública. Entre otros elementos que resultaron valorados por la mayor parte del pueblo argentino.

PANDEMIA. Aunque puede ser cierto aquello de que toda crisis genera una oportunidad, en estos tiempos las esperanzas deben bregar para hacerse un lugar en el horizonte. Cuando todos, aquí y en el mundo, se aprestaban a tantear cómo sería la pospandemia, manó la segunda oleada y cual edición extendida de una serie fatalmente éxitosa, nació la segunda cepa. Curiosamente esta última dijo Acá Estoy en Gran Bretaña, lejos de murciélagos y pangolines. La profundidad de las inversiones chinas y rusas permiten inferir que sus antídotos están a la altura de las circunstancias y que la Argentina ha sido rápida e inteligente para adquirir los que están a mano y reportan menores costos relativos. 

Cuando se escriba la historia del coronavirus, el revisionismo histórico deberá apuntar que nuestro país rechazó las exigencias estructurales del laboratorio Pfizer para poner como garantía los recursos naturales mientras otros países, como Chile, se entregaban sin más. Será posible añadir que no se trató de una excepción sino que fue una medida relacionada con una política exterior que en medio de deudas y presiones se debatió por reubicar a la nación en un tercerismo adecuado a la Multipolaridad. Lo cual, como conoce el lector por esta misma vía, no estuvo exento de cruces y malentendidos entre el Poder Ejecutivo y la Cancillería. 

El gran capital financiero internacional ha escogido –con sabiduría- al peronismo como enemigo y en su seno, al kirchnerismo como demonio singular y Eje del Mal sureño. Semejante caracterización no se ha modificado y, paradójicamente, contiene un cruel pero sincero halago para nuestro pueblo. 

Pero vamos, que quedan cosas. A la hora de redactar estas primeras líneas del 2021, los contagios en la Argentina recobraron un vigor que parecía perdido. La gran cantidad de movilizaciones –a fuer de ser sinceros, de los unos y de los otros- y la desaprensión social ante el relajamiento, condujeron a una renovada emergencia que, según parece, recién tendrá solución sobre mediados de año. Las aperturas laborales cobraron su peaje y la excesiva serenidad de los planteos oficiales deslizaron un ambiente de “lo manejamos” que dejó atrás el temor y el consecuente cuidado que caracterizó el primer semestre de curva plana. No es fácil señalar si otro camino hubiera resultado más exitoso. Al consultar epidemiólogos y sanitaristas, estimamos que no. Quizás sólo se pueda enrostrar la ausencia de una comunicación más enfática en el último trimestre del año que se fue.

OLAS. Lo que si trajo ese sprint final del 2020, debate en el Congreso mediante, fue el surgimiento de una nueva oleada con semejanzas a las conocidas previamente. Ya tuvimos camadas grandes de franjas medias obliteradas en su raciocinio por el ecologismo anti industrial, la anticorrupción advenida en anti política, un sector del feminismo prejuzgador y sectario. Por estas semanas, una oleada de monaguillos nos sacude con citas de La Biblia destinadas a evidenciar que quienes no condenan la Ley de Interrupción Legal del Embarazo van a arder en el infierno. Así, lo que podría haber sido una interesante polémica sobre Salud Pública terminó constituyendo un ejercicio de acusación feroz destinado a mostrar la maldad del oponente. 

Esos santos, de asombrosa ligazón conceptual con sus antecesores de 1955 y 1975 entre otros duros tramos de nuestra historia, evalúan que el principal enemigo del pueblo argentino es un indefinible “progresismo” al cual es preciso erradicar de cuajo. Fueron antiperonistas durante el período original, antikirchneristas con Néstor y con Cristina, y ahora antialbertistas que no se privan de reivindicar a la distancia los ciclos antes rechazados. Así como hay fuerzas que actúan parlamentariamente en las calles y callejeramente en el Parlamento, esta nueva oleada deja de lado la auto exigencia como elemento básico de la creencia y conmina al resto de la sociedad a evitar pecados de los cuales no se priva. 

La cuestión puede parecer menor pero, a la luz de las actividades históricas de ese modo de razonar canalizado otrora por las revista Cabildo y El Caudillo, amerita cuidado. Desde las acusaciones que lanzaban contra Juan Domingo Perón por su “corrupción”, el divorcio, y sus atenciones hacia las pibas de la UES, pasando por las noches festivas de Juancito Duarte, hasta las imputaciones que derraman sobre el actual Gobierno por favorecer la extensión de derechos, existe un trecho sencillo de recorrer. Las frases de Perón que postean por aquí y por allá no impiden que su ajenidad al movimiento resulte palpable. Ni se les ocurre consultar la opinión del sindicalismo argentino, el parecer de las organizaciones sociales; pero tampoco el lugar que el Papa Francisco ha otorgado al tema y la trascendencia que brinda al vínculo con la Argentina.

Amplios sectores de las capas medias tienden a moverse en manada, lo cual es diferente a la gran masa del pueblo. De allí surgen, y quién se salva, las lapidaciones. Los escraches, los dedos que señalan. No son buenas costumbres. Hasta hace unos meses, servían para cazar al machista; ahora, para denostar al abortero. ¿Mañana? Quién sabe qué cosa se pondrá de moda. 

EL DINERO Y EL PERONISMO. Pero todo depende, en buena medida, del asunto central que rozamos en el interior de las críticas al andar económico oficial. La caída del poder adquisitivo ha resultado un factor tan continuo como el virus. El arrasamiento de la industria y la actividad local impulsado a conciencia por el macrismo no logró cabal reversión en el año inaugural del Frente de Todos en la conducción del Estado. Al comienzo de esta serie explicamos que la aspiración presidencial de incrementar el volumen de actividad sin contrastar con los monopolios de cada actividad era una ilusión con escasas posibilidades de concreción. El asunto parece ser así nomás.

Sobre todo porque como esas compañías están ligadas a otras con matriz externa, los precios de muchos productos son, además de una ocasión para obtener ganancias, arietes destinados a impactar políticamente sobre todos los peronismos confluyentes. También sobre aquellos que se presentan prolijos y confiables, pues nunca lo serán. Frente a este panorama, el movimiento obrero argentino necesita que las fajas medias se dejen de tonterías y entornen su accionar para brindar la potencia necesaria destinada a imprimir un rumbo nacional popular industrial. 

El mundo va en ese sentido. ¿Cómo faltar a la cita si por estos pagos se gestó La Idea?

Nuestras Fuentes se vieron menos formales en esta ocasión. Nada de trajes ni de corbatas. Sólo en las comunicaciones tardías, durante esas semanas ajetreadas de mediados de año, la imagen del whatsapp los mostraba en camiseta –uno de los informantes, insistente en su identidad futbolera-. “Te deseamos un gran año. En lo posible, seguiremos con esto. Nos armaste algunos kilombos pero no mandaste bolazos. Viste que lo que te pasamos estuvo bien”. –Muy bien. Les agradezco de corazón. Por la información y por la confianza. “¿Esa es la del Diego?” –Si. Me la regaló mi pibe, al poco tiempo de la llegada al Bosque.

Dimos a conocer este diálogo para hacer público el agradecimiento, más allá de la obvia reserva.

Hay sol. Algo tórrido para este periodista proclive a las bajas temperaturas que demandan un  corazón caliente. Hay una ausencia, entre tantas, que late en el interior y no se disuelve sino que se ahonda en cada homenaje forzado. Hay dos palabras que surcan la mente con insistencia: confinamiento y abandono. 

Que nadie piense que vamos a olvidar.

 

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