Journal 64 es una película subversiva.
Journal 64

No lo divulguen, porque ese monstruo castrador y fascista que es el femirulismo, puede darse cuenta y pedir su censura.

No lo hará porque tiene los suficientes elementos de corrección política como para zafar, pero sino, qué duda cabe.

En Dinamarca, entre las décadas del ´30 y del ´60 hubo un proyecto oficial de eugenesia, dirigido contra los indeseables en términos sociales y biológicos. No fue el único, varios países escandinavos los sostuvieron más o menos durante la misma época, así que podríamos concluir que el nazismo fue solo el chivo expiatorio de una Europa siempre siniestra.

En la isla de Sprogo, también por aquellas mismas épocas, existía una suerte de reformatorio de mujeres consideradas pervertidas, indisciplinadas, asociales.

Como se ve, nada que envidiarle al hitlerismo, aunque lo que pervive de los daneses es el buen gesto de salvar a 8000 judíos de sus garras.

Síganme en esta línea histórica, que es la que devela, queriéndolo o no, la película. De aquí, de estos experimentos de ingeniería social, surge la corrección política escandinava, la convivencia asegurada hasta el aburrimiento, la perfección comunitaria.

La historia empieza en 1961, cuando una jovencita es enviada a Sprogo por mantener un vínculo con su primo. Luego se traslada a la actualidad, donde nos encontramos con tres cadáveres momificados detrás de una pared falsa, posición en la que llevan unos doce años.
Las identidades de los muertos son las de un abogado que defendió a los genetistas de antaño, y dos internas de Sprogo. A partir de ese misterio la película se desarrolla como un “thriller”, una novela negra que va revelando cada vez más conexiones políticas e históricas.

Dos policías, un danés y un árabe, muy pareja de “buddy movie” se dedican a desentrañar el misterio, ayudados o a veces liderados por una compañera (un dato interesante es que la muchacha es la más lúcida de los tres, la que se les anticipa incluso en la investigación, y no es cálculo de corrección política, sino lo que evitará que el femirulismo pose sus ojos en “Journal 64”).

Hay un conspiranoico, guardián de la desactivada isla de Sprogo, que los irá guiando, un personaje muy de época, que como cualquiera de estos especímenes, exagera, pero al final tiene razón.

¿Por qué digo que “Journal 64” es subversiva?

En principio, porque viene a decirnos que“algo huele podrido en Dinamarca”, y luego porque –no quiero contar mucho para no arruinarla- habla de personas que quieren ser madres o padres, habla de la posibilidad del amor romántico, tan denostado por el femirulismo, y permite distinguir claramente lo que es un estado opresor sobre el cuerpo de una minoría (las mujeres en ese tiempo pasado) de lo que es la auto-victimización de una minoría (las mujeres, en este tiempo).

La eugenesia de ayer (sobre mujeres asociales) se continúa hoy en las minorías étnicas, y entonces, en su sencillez, “Journal 64” termina metiéndose con lo que es la obsesión de Francisco y de Guillermo Moreno: un nacionalismo de exclusión o uno de inclusión.

Si la ven seguidita de “22 de julio”, que cuenta la masacre de Anders Breivik en Noruega, cuando asesinó a 76 personas, incluidos 68 pibes de un campamento socialista, van a encontrar una trama de sentido alrededor de estos admirados modelos escandinavos.

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