“Mi vida está atravesada por la historia de José Luis Cabezas”
Gabriel

CASO CABEZAS

El periodista Gabriel Michi brindó una charla a los estudiantes de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda al cumplirse 25 años del asesinato de su compañero José Luis Cabezas. En el encuentro abordó algunos temas vinculados a la profesión y relató los antecedentes y pormenores del caso, sus experiencias como testigo directo y las consecuencias profesionales y personales que los hechos dejaron en su vida.

¿Cómo descubriste tu verdadera vocación por el periodismo?

Me llamaron por una suplencia que iba a ser de un mes y terminó siendo de 6 meses. En el medio tuvimos lo de la Embajada de Israel. A partir de ahí me dediqué de lleno a esto. A poco empecé a trabajar en la revista Noticias, hasta la actualidad.

¿Cómo y cuándo conociste a José Luis Cabezas? ¿Cuándo comenzaste a trabajar con él?

Entré en la revista Noticias en el año 1992 y a los 3 meses de haber entrado me dicen que tenía que ir a Mar del Plata Menem iba para allá. Noticias lo seguía por todos lados porque en cualquier momento te aparecía con algún escandalete. Iba a ser un viaje de 3 días y se convirtió en un mes y medio, me dijeron: quédate en temporada y así lo hice. Estando en Mar del Plata un día nos avisan que había movimientos cerca del entorno de Menem que en ese momento estaba en Chapadmalal que se iba a ir para Pinamar. Hicimos guardia en las afueras de Chapadmalal ahí sobre la ruta y en un momento vemos salir a toda la caravana, salimos detrás de ellos, llegamos finalmente a Pinamar y ahí lo conozco a José Luis. Teníamos que quedarnos de guardia toda la noche porque en cualquier momento podía pasar cualquier cosa. Al día siguiente nos pasan el dato que Menem se iba a Balcarce en helicóptero. Salimos rajando con el auto. Llegamos a Balcarce y Menem ya se había ido a Buenos Aires y estaba prácticamente llegando a Olivos. Volvimos para Pinamar con el auto alquilado de la revista. Fue rarísimo porque en pleno verano, empieza a hacer mucho frío en la ruta desolada. Prendimos la calefacción, no se si fue por el cambio de temperatura o qué, nos estalla el parabrisas. Paramos en la banquina y sacamos todos los vidrios. A los 15 minutos se larga un diluvio de aquellos, así que llegamos empapados, muertos de frío, y José Luis con un humor de aquellos, a las puteadas. Así nos conocimos. En los veranos posteriores ya me tocó a mí ir a Pinamar, José Luis estaba siempre en ese lugar como enviado. Fuimos forjando una amistad y el compañerismo durante todas las temporadas.

Me gustaría conocer el lado B de José Luis porque todos lo conocemos como fotógrafo y vemos las fotos en sus exposiciones, pero ¿Quién era José Luis Cabezas?

Además de un compañero, José Luis era un tipo laburante que le costaba llegar a fin de mes como a todos nosotros. Lamento decir a estudiantes de periodismo que hay que tener más de un trabajo para vivir. Hay un refrán que dice: ”El Periodismo es la forma más divertida de ser pobre” ya que es una actividad apasionante donde uno lo mire pero en la actualidad todos tenemos que tener 2 o 3 trabajos para poder subsistir. José Luis era muy apasionado y tenía una gran creatividad para las fotos pero además un tipo bastante cabrón. Cuando se enojaba tenía un carácter muy difícil. José Luis era un perfeccionista, cuando las cosas no le salían bien se enojaba muchísimo. Era muy difícil cambiarle el humor pero yo ya le conocía los tiempos… Una vez ocurrió algo gracioso: tuvimos que hacer una entrevista con una modelo, Andrea Burstein. Nos avisan desde Buenos Aires que hay que hacer solo las fotos, la orden fue: las fotos en topless Fui y se lo plantee a la chica, quien se enojó muchisímo y ahí José Luis se enojó más y me planteó: no te metas en mi laburo. Luego me enteré del porqué el pedido de la foto en topless: el reportaje que le habían hecho en Buenos Aires el título que le habían puesto “No me desnudo por respeto a mi padre” y la querían poner en topless aunque la modelo no tenía ese perfil. Hay otra anécdota. Una modelo llamada Analía Moreno no tuvo ningún problema. cuando José Luis le planteó hacer las fotos en topless. Ese tipo de producciones había que hacerlas cuando estaba amaneciendo porque la luz era mucho más pareja. Estábamos en plena la producción con la chica sin la parte superior de su malla y en eso llegan una banda de pibes totalmente borrachos y la tuvimos que sacar casi con gendarmería a la pobre piba, temíamos lo peor…José Luis era un tipo muy divertido, hincha de Independiente como yo, un tipo muy apasionado por su familia. Un tipo común, familiero, con un talento muy grande en materia fotográfica. Siempre me sorprendieron 2 cosas de él. Lo primero es esto que les mencionaba, la capacidad de convencer al que sea lo que quería hacer como a Ernesto Sábato con el malhumor que tenía lo hizo sentarse en Plaza Lavalle con una pintura naif a sus espaldas o vestirlo a Oscar Andreani con ropa de cartero de su empresa, esas cosas solamente las lograba él. Y lo segundo, la conjunción del reportero gráfico que necesita sacar esa foto instantánea en ese momento único en la vida, como la foto de Yabrán y del fotógrafo artístico que te hace una producción increíble con efectos, esa conjunción es difícil de encontrar

¿En qué momento pudiste hacer el duelo propio después del 25 de enero de 1997? Cuando estalla el caso vos tomás la voz de José Luis. ¿Quizás en ese momento de tomar conciencia que vos también sos un sobreviviente?

Qué buena pregunta… no sé, no tengo en claro cuál fue el momento donde tuve la necesidad de canalizar todo eso, si me pasó que ni bien ocurre el crimen por una serie de circunstancias que se dieron bastante jodidas en materia de amenazas y la propia presión mediática, hablando con gente de la revista decidimos que yo me tenía que ir del país un tiempo y me fui a un lugar perdido de Brasil con mi mujer y al quinto día de estar en ese lugar me descompuse y me di cuenta que no era el lugar donde tenía que estar y mi lugar era dando la pelea. Desde el vamos me puse una finalidad personal que no iba a dejar esto hasta tanto los asesinos estén presos y de hecho decidí quedarme en la revista Noticias hasta que terminó el juicio o un poquito más porque adentro podía hacer mucho más y porque me sentía mucho más útil haciéndolo ahí. Era una cosa de juramento personal hacia adentro y el hecho de poder mirar a los hijos a los ojos y decirles que había hecho todo lo que estaba a mi alcance. Estoy atravesado por la historia de José Luis, yo hoy me siento parte de su familia. Este atravesamiento va a ser una música de fondo que me va acompañar toda la vida.

¿Te transformó como periodista? ¿Cómo fue cuando Gabriel Michi tuvo que hablar de otra cosa que no fuera el caso Cabezas?

Me costó mucho tiempo volver a hacer algo que no fuese del caso Cabezas. Pedí cuando volví a trabajar que solamente me dejen hacer toda la investigación correspondiente al caso porque era la voz para desmentir las operaciones que se hicieron permanentemente al tema. 

Sí me cambió como periodista. Yo tenía 28 años y una mirada muy “adrenalínica” del periodismo, con cierta irresponsabilidad si se quiere. Empecé a tomar mayores recaudos al trabajar en temas delicados. Por otro lado, lo que más me cambió a mí y a muchos periodistas, es el hecho de ver la noticia del otro lado, ser parte de la noticia y ver cómo sufre una familia. Uno como periodista entra y sale de la vida de la gente cuando pasa algo, pero esas tragedias son permanentes para las vidas de esas personas. Uno tiene que saber que hay una persona sufriente y que el trabajo del periodismo cuando está mal hecho puede revictimizar. Hay periodistas que con tal de conseguir una primicia son capaces de cualquier cosa. Yo lo vi del otro lado, no solo por la familia de José Luis, sino por mi propia familia. Me dio otra dimensión humana y me hizo ver algo que decía Ryszard Kapuscinski “Para ser buen periodista uno antes tiene que ser buena persona”

Como profesional, cuando un periodista de investigación está ejerciendo y se ve contra-investigado ¿cómo son los momentos que vive y cuáles son las maneras de manejarse en ese ámbito?

Es muy difícil. Cuando nos dicen: “los huevos que tuvieron para enfrentar todo esto”, les respondo: “tuvimos terror”. Sería irracional decir que no tuvimos miedo. El tema es que hace uno con el miedo o te paraliza o te hace sacar fuerzas para convertirlo en lucha. Eso fue lo que hicimos todos los compañeros de José Luis y no solamente yo. En el medio de ese escenario yo tuve distintos tipos de amenazas.

¿Qué tipo de amenazas?

Por ejemplo, yo tenía una conversación por teléfono y cuando cortaba me llamaban y me pasaban la conversación que acababa de tener. Me dejaban balas en la puerta de mi casa. Había gente rara en los alrededores de mi domicilio. La tarde siguiente del asesinato de José Luis yo todavía estaba en Pinamar, en la cochera fija que teníamos me dejaron una caja de esposas. Después empezaron a aparecer un montón de elementos agraviantes que referían a mi vida privada. En un punto vi que la gente de Yabrán y la policía bonaerense habían empezado a armar todo un movimiento para sacarme del juego, porque como era un testigo directo, era uno de los que más los complicaba. Esa forma de intimidación es todo un juego tremendo. El caso de José Luis desestructuró al periodismo en general, porque hasta ese momento no había ningún crimen de un periodista en democracia.

Anteriormente vos habías hablado de la cúpula de la Policia de la Provincia de Bs. As. y habías hecho una investigación antes de la muerte de Cabezas sobre lo que se denominó “La Maldita Policia”, con remoción de 20 cúpulas. ¿Por qué pensás que ellos no fueron más allá con vos y en lugar de dejarte las balas no dieron un paso más y te mataron?

Por la exposición que tuvo el caso, se hablaba en todo el mundo. Hubo movilizaciones y una divulgación internacional impresionante. Me parece que después todo eso no podían reaccionar de la misma manera.

¿Creés que a partir del caso Cabezas la gente empezó a tomar más conciencia del nivel de corrupción que hay ligado a la política?

El caso fue muy revelador para la sociedad sobre cómo se tejía el poder tras del poder. El poder que tenía Yabrán era inmenso. Más allá de la fortuna que se calculaba en 4.400 millones de dólares, lo importante eran los lugares estratégicos que manejaba con empresas como “Intercargo” que era la que controlaba la carga de los aviones, “Interbaires” que era la de los Free Shops, “Edcadasa” que era la de los depósitos fiscales de Ezeiza, el correo con “Oca” que realizaba el clearing bancario, la confección de documentos por la vinculación con Ciccone Calcográfica, es decir todas las áreas sensibles del país. Cuando aparece el famoso sistema Scalibur que realizaba los entrecruzamientos de llamados, se ve la verdadera dimensión del poder permanente en la Argentina. Yabrán se hizo poderoso durante la Dictadura, se diversificó en la época de Alfonsín y que se consolidó en la época de Menem. No importaba quien estuviese en el poder porque el poder permanente siempre estaba. Ese poder tenía custodios provenientes de la dictadura militar, ex represores de la Dictadura, esa “mano de obra desocupada” que nunca lo estuvo, todo lo contrario, sino que en democracia pasó a trabajar bajo las órdenes de Yabrán. Yabrán tenía un poder tan fuerte que levantaba un teléfono y hacia temblar al que sea. Yo estoy convencido que hasta Menem le tenía miedo.

Esa foto que saca José Luis a Yabrán y su señora en la playa ¿fue un pedido de Editorial Perfil o fue una decisión de ustedes dos?

La revista Noticias fue la primera en publicar algo sobre Yabrán. En 1991 Noticias empieza a investigar a Yabrán y empiezan a llegar cantidad de llamados de gente poderosa tratando de frenar la nota, como Raúl Alfonsín, sindicalistas, gente de todos los partidos políticos, de la Iglesia. Eso despertó más la curiosidad. Mandan a un periodista a la casa de Yabrán que era una fortaleza impresionante de casi 6 manzanas en Martínez. Empiezan a tener una discusión y los periodistas estaban en la calle sacándole fotos y un custodio desde una de las torres de vigilancia, les dice que se vayan de ahí, que no se podían sacar fotos. El periodista responde que en la vía pública se puede hacer lo que se quiera. “Vayanse o disparo”. El periodista le dice “Vos me disparas y te saco una foto”. Como respuesta dispararon dos tiros a la calle.

A partir de ahí, todo el periodismo se pone a buscar ¿quién era Alfredo Yabrán?

Noticias logra entrevistarlo 2 veces, con la condición de que no le saquen fotos. En esas dos entrevistas él dice la frase que luego se hará famosa: “Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”. Agregando con jactancia: “ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía”. 

El objetivo de todos los periodistas era conseguir la foto de Alfredo Yabrán y no hacía falta que desde la revista la hubieran pedido. Florencia Álvarez, periodista del diario La Prensa, fue a buscar información a Entre Ríos y uno de los hermanos de Yabrán le pega un tiro en la pierna. A María José Grillo, que trabaja en Revista Gente la custodia del empresario la sacó a los tiros.

¿Cómo lograron que José Luis finalmente tomara esa foto?

En 1996 a raíz de las coberturas permanentes que hacíamos en Pinamar, había una red de fuentes enorme. Si alguien conocido llegaba a esa ciudad me enteraba inmediatamente. Antes del comienzo de la temporada dejábamos nuestra tarjeta en todas partes. A cualquier restaurant o balneario le convenía que encontráramos algún famoso o político y nos avisaban. Yabrán tenía un perfil muy bajo y no lo conocía casi nadie. Cuando llegamos esa temporada una de mis fuentes, muy confiable, me dijo que Yabrán no estaba en Pinamar y que no se sabía si iba a ir porque en EEUU lo tenían que operar de la vesícula. Cuando se terminaba la temporada, me avisan que al día siguiente llegaba “el tío”, nadie lo nombraba por su nombre por el terror que le tenían, y que iba a estar en el balneario La Pérgola a las 18 hs. Nosotros teníamos una nota con el actor Miguel Ángel Solá en Mar de las Pampas que no podíamos cancelar. Hicimos la nota, volvimos a Pinamar, llegamos a las 18.30 h. y Yabrán ya no estaba en el balneario. Acordamos con José Luis hacer guardia desde temprano cerca de la casa. Otra fuente nos dijo que él hasta las 16 hs no bajaba a la playa. A esa hora fuimos con mi mujer a caminar por la playa, vemos a alguien con todas las características de Yabrán. Nosotros teníamos fotos viejas de él y un par de retratos que había hecho el dibujante de la revista. La dejo a mi mujer en el otro balneario, le cuento a José Luis que era Yabrán pero quiero confirmarlo con su ojo fotográfico, pasamos por al lado sin equipo y me confirma que es él. Desde el estacionamiento del balneario saca la primera tanda de fotos, Yabrán sentado de espaldas al mar en una reposera. Desde el otro balneario intentamos sacarle fotos pero la cantidad de gente nos impedía hacerlo, luego lo vimos caminando y con el mismo resultado. Lo vemos venir a la distancia y con mi señora nos ponemos en pose, como si nos estuvieran sacando la foto a nosotros y ahí José Luis hace la primera tanda de él caminando con la señora y a 5 metros de donde estábamos nosotros. Nos engolosinamos y queríamos más, Al otro día alquilamos una carpa en el balneario de al lado y volvió a pasar lo mismo. A las 16 hs hizo todo el ritual. La que se pone en pose es la mujer de José Luis con unas amigas y él lo toma más de frente.

Así fue. El resto es conocido.

El relato de Gabriel Michi es una trama en varias dimensiones. Los hilos naturales del compañerismo, la amistad, el trabajo cotidiano, la vocación profesional, los afectos y las simples cosas cotidianas, se entretejen sobre una oscura trama de cínica hipocresía, corrupción y violencia desatada.

El salvajismo acecha por debajo de la frivolidad de las “notas de verano”.

Nadie recuerda quienes eran las “chicas de tapa” de ese año, cuales eran “las playas top” o “los mejores looks” de esa temporada.

En cambio, José Luis Cabezas sigue en la memoria.

La frase “No se olviden de Cabezas”, que puede ser un ruego, un pedido y una orden, no dejó ni dejará de cumplirse.

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