NO NOS HAGAMOS LOS GILES, AL PAN SE LO LLAMA PAN Y A ELLOS ENEMIGO
Cristina Fernández de Kirchner

Uno de los aportes más importantes de la Filosofía Latinoamericana, señala que el pensamiento es «situado», o sea, que tanto él como nuestro accionar tiene no solo como marco de referencia sino como condición de posibilidad un colectivo. Cuando la acción es política, ese marco es, o el propio pueblo organizado como comunidad, o los factores de poder.

Esta breve introducción tiene como objeto expresar el fundamento de porqué sostenemos que ha caducado la ingenuidad irresponsable de los argentinos, ya no podemos hacernos los giles. Si queremos ser precisos, debemos reconocer que se está desarrollando un lawfare, que no es una “maña” judicial sino, nada más ni nada menos, que la guerra por otros medios, esta vez, sin límites y que ese marco de referencia que da sentido a la acción es, en este caso, el de los factores de poder indirecto o como se lo llamó eufemísticamente, «el círculo rojo».

No se trata de una confrontación democrática ya que, precisamente, no se va «de frente», lo que se está produciendo es una maniobra de pinzas sobre el pueblo argentino. Por un lado, un sector de esos poderes indirectos actúa como desestabilizante económico: cinco operadores mueven “a piacere” el dólar blue, el contrabando de soja y cereales se realiza sin control y los empresarios rurales tienen en silo-bolsas 18.000 millones de dólares sin liquidar esperando una devaluación, lo cual, si bien afecta políticamente al gobierno, lo hace mucho más sobre gran parte del pueblo argentino que ve subir los precios de los alimentos todas las semanas (cosa que es reconocida por los empresarios del rubro con ánimo festivo). Es sin límites… al “mercado” no le importa si alguien sufre.

Por otra parte, la corporación judicial con la Corte Suprema a la cabeza y junto a los medios de comunicación concentrados están sentando los precedentes de una gran estafa judicial, tal como fue justificar el espionaje ilegal a los familiares de los tripulantes del ARA San Juan bajo la sospecha de que podían atentar contra la vida del presidente Mauricio Macri y la seguridad nacional. Pero seamos claros: se llama «poder judicial», pero el poder que poseen es delegado por ese «círculo rojo» que representan y que también son dueños de los medios de comunicación hegemónicos.

Como parte del elenco de tal poder cautivo, el fiscal Diego Luciani representa en un show mediático lo que los medievales tardíos llamaron «flatus vocis», palabras vacías de contenido real, pero más allá de la argumentación y la inexistencia de pruebas, lo que interesa es, en medio de una «crisis» política y económica, la condena en la causa “Vialidad” a Cristina Fernández de Kirchner, cuyo objetivo es su proscripción como candidata en las elecciones de 2023.

Con toda razón alguien podría decir que Cristina no expresó su interés de competir en las próximas elecciones presidenciales, lo que pasa que como dijimos, el ataque es contra el pueblo argentino, lo que se busca es proscribir el campo nacional, popular y democrático, no a una persona, o en todo caso, esto último sería por añadidura (o satisfacción del morbo de algunos). El decreto 4161/56 que prohibía hasta la palabra «Perón» ha encontrado su versión siglo XXI.

Pero esto no es solo cabotaje. En Sudamérica comienzan a aparecer las condiciones de posibilidad de la emergencia de un polo de poder latinoamericano. Argentina propuesta a ingresar a los BRICS y Brasil cerca de derrotar al neoliberalismo con el regreso de Lula da Silva, las nuevas realidades en Colombia, Perú y Chile, permiten imaginar una negociación multipolar con Estados Unidos y Europa, Rusia y China. Esto también es parte de ese marco y por eso, el enemigo –no lo disfracemos de adversario, eso es otra cosa- buscará por todos los medios desestabilizar este proceso.

Volviendo al inicio, insistimos que todo lo que hagamos cobra sentido en este marco, y más allá de las buenas o malas intenciones, lo que cuenta es si las consecuencias del actuar colaboran en romper este cerco que se intenta construir para la proscripción del campo nacional y popular o si contribuye a ello. No alcanza con las definiciones ideológicas sino lo que prima es la funcionabilidad de nuestras acciones. Tal como enseñaba el general Perón, el que frente a la batalla mira para el costado, se pasa al bando del enemigo.

La resolución de ello no es fácil y se necesita tener coraje para sostener el mandato recibido del pueblo. Seguramente, será necesario en algún momento salir a la calle a expresar de viva voz, poner el cuerpo y nuestra voluntad al servicio de esa causa colectiva que busca como objetivo permanente la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo.

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