Mari mari kom pu lamngen ka kom pu wenuy. Quiero agradecerles las expresiones de cariño y fortaleza x mi absolución. Me ha sorprendido gratamente el fallo de los jueces. La verdad confieso que no creo en la justicia de éste sistema, a menudo le desconfío, sin embargo en ésta oportunidad celebró que la verdad se imponga y derrote a la vil mentira y a los repugnantes montajes. No sólo lo pienso en relación a mi causa, sino a los últimos fallos absolutorios y también a los sobreseímientos, en las múltiples causas orquestada para defender los intereses de Bennetton en desmedro del derecho de mi pueblo Mapuche.
 En tiempos en que el poder judicial ha perdido todo tipo de credibilidad, ya no sólo de quienes luchamos x un mundo mejor, sino también ahora los pueblos, la masa de personas que parecían todavía tener un resquicio de esperanza en la justicia, la han perdido. En qué momento de la historia sucedió el triunfo de la injusticia disfrazada de legal?, Cómo pudimos permitir que esa legalidad ocupara el podio de lo legítimo? Cuando se justificó el primer genocidio sobre nuestro continente, y el continente africano. Desde entonces y hasta ahora, aquí la historia se escribe en círculos y con la sangre de los pueblos como tinta. Sí bien me alegra mi absolución no deja de dolerme el injusto encarcelamiento de tantos pu  weychafe, y la judicialización de lxs luchadorxs. Les pido que redoblemos nuestro esfuerzo para que pronto sean liberadxs todxs lxs presxs políticxs. Y que en las celdas que ocuparon los inocentes entren todos los criminales que aún gracias a tanta impunidad continúan en el poder, libres y desalmados. A la cárcel los secuestradores y asesinos de Santiago Maldonado, los asesinos del lamngen Rafael Nahuel, los jueces corruptos que encubrieron y obstaculizaron la búsqueda de la verdad, los que ordenaron sus muertes, los que mintieron diciéndo que eran solo periodistas que informaban hechos, cuando en verdad sabían que son mercenarios mediáticos. Los difamadores, los cobardes, los vendidos. Habrá justicia cuando los verdaderos culpables paguen sus acciones con cárcel y los inocentes sean liberados. Habrá justicia cuando logremos que se repare tanto dolor. Jamás la solidaridad será vista como un delito ni la lucha por la tierra un crimen. Rüme mañun a quienes me han acompañado. Les abrazo desde la puelwillimapu, en éste otoño de follajes rojos y naranjas, cuando el viento desnuda los altivos álamos y me recuerda que no todo es perenne, siempre habrá un viento renovador que arranque las hojas de los añejos árboles de la soberbia y la mentira, para que nazcan nuevos brotes de justicia y libertad. Marici weu!!