A Mario Trejo, in memorian

Milagro Sala, mi amiga y compañera está en la cárcel

Que un día marcháramos por Avenida de Mayo

No ha servido de nada

Ni que viváramos a Néstor

Ni que ella me invitara a un barrio de Maimara

No ha servido de nada

Ni Coco ni Gabriel ni esa niebla

Que azota la ruta desde el Norte

Ni las piletas anchas ni

Mi cariño por ese Raúl Noro

ni el compañero Alberto

Rodríguez Sáa haciéndole un asado

Aquella navidad que todos temíamos

Por su muerte. No han servido

sus referencias a la Pachamama

Mi amistad con Aníbal Fernández

El río grande bajando embravecido

El toreo de vincha en Casabindo

Ni el carnaval en Yavi

Dorados pejerreyes de lagunas de Yala

No han servido

Las noches en el café Carena, el whisky que se alarga

Rodeado de gorilas que responden

A la perversa lógica Morales.

Ni Iris abrazándola en su aliento

Ni esa soledad que dura demasiado

No ha servido Tilcara

Y menos Purmamarca

Ni Lavalle despellejado en Huacalera

Ni la amistad, ni el trópico de Capricornio,

Ni Natalia y su trabajo a sol y a sombra

Ni Poroto dibujándome el alba

Con los crayones que compré en Buenos Aires.

Perdón Milagro. No han servido.

No los inútiles que se enancaron en tu nombre

Para trepar a ministerios y alcaidías.

No ha servido mi pluma. Nuestro respeto.

El tantanakuy, los sikus, los coyuyos

Y la Pomeña cantándole a la luna.

Ni los compañeros con el grito partido

Ni collas reinas puteándola a la luna.

Ni Alto Comedero muerto de nuestro hambre

Ni la emoción,

Ni la traición,

Ni el tiempo.

“La noche puede durar y durará”

(espero que no mucho)

“el alba es oficio de sobrevivientes”.