Si hay algo que resulta indudable es que durante los doce años del Kirchnerismo los argentinos aprendimos a distinguir quienes son los dueños del poder real y a entender como funcionan las corporaciones mediáticas y económicas. No es que antes no sucediera sino que eran temas que no se ponían en discusión. Quienes vivimos nuestra juventud o adolescencia durante los '90, supimos lo que era la apatía en la política, la resignación en que todos "eran lo mismo".

Néstor y Cristina pusieron ante nuestros ojos las tensiones entre el poder político y el poder real, por lo que ahora estamos más despiertos para entender cuando las corporaciones ganan terreno en un determinado proyecto de país. Entender la política como herramienta de transformación social, implica ponernos en lugar de sujetos políticos, de actores sociales y no de meros espectadores. Sabernos capaces de incidir en nuestra realidad y en las decisiones de nuestros gobernantes, ya que ellos son depositarios y representantes del poder popular.

Estamos a dos días de la celebración del 25 de mayo, nuestra fecha patria por excelencia, podríamos decir que aquél día de 1810 fue el punto de partida de nuestra conformación como sujeto político soberano. Asimismo, más cercano a nuestros tiempos, un 25 de mayo de 2003, asumía Néstor Kirchner, un presidente que con un apoyo electoral de solo un 22% vino a proponernos un sueño.

Mientras nosotros estábamos desanimados, devastados después de la crisis de 2001 y con un 54% de compatriotas viviendo en la pobreza, aquél día nos habló de sueños, de proyectos, de convicciones.

Ese 25 de mayo, honrando nuestra fiesta patria, Néstor Kirchner dió un discurso de asunción que fue mucho más que eso. Fue un discurso que pasó a la historia como el decálogo de la construcción de un proyecto de país soberano.

Pero llevar adelante dicho proyecto no fue nada fácil. Primero él y luego Cristina se enfrentaron con el poder real, con los grandes grupos económicos, con la oligarquía, con el campo, con los medios hegemónicos. Se bancaron una persecución política, mediática y judicial sin precedentes, porque bien nos enseña la historia que cumplir los sueños del pueblo, a veces tiene un costo muy alto.

Ante la situación que nos atraviesa actualmente, entre la pandemia y el desastre post neoliberalismo, aún así creo que es posible reconstruir ese país, incluso hacerlo mejor. Tenemos con qué, tenemos personas desconocidas que todos los días trabajan y piensan en como sacar esta patria adelante, tenemos dirigentes a la altura de las circunstancias.

Pero todo es posible cuando un gobierno nos conduce por el camino de la justicia social, cuando a la hora de elegir elige a las personas y no a las corporaciones, al Estado y no al mercado, a los jubilados y no a los bancos. Cuando logra que los números cierren pero con la gente adentro.

En definitiva la política es una cuestión de elecciones, y Néstor eligió proponernos un sueño. Y luego eligió cumplirlo.

Les dejamos a continuación el discurso completo de Nestor Kirchner: