Después de más de dos años de cárcel, prisión domiciliaria y antes de recibir su libertad, Julio De Vido abrió las puertas de su casa para romper el silencio.
Si hay algo que resulta indudable es que durante los doce años del Kirchnerismo los argentinos aprendimos a distinguir quienes son los dueños del poder real y a entender como funcionan las corporaciones mediáticas y económicas.