Pasados los cuarenta días de confinamiento y ante un escenario, sanitariamente hablando, mucho más benigno que el que se esperaba, el gobierno perdió el control de la agenda del debate público. Tiene un amplio apoyo de los ciudadanos, incluso de muchos que no lo votaron en la última elección, a partir de que hay cierto acuerdo en que el confinamiento preventivo fue una política acertada; y tiene el apoyo de todos los políticos con responsabilidades sobre el territorio, sean del color que sea. Si estos últimos lo hacen por amor o lo hacen porque nadie quiere pagar el costo político de un brote en su distrito no es relevante en este caso. Pero lo cierto es que hoy el gobierno parece ir detrás de los hechos tratando de explicar lo que se puede y lo que no se puede explicar.