La decisión de Alberto Fernández de tomar fondos de la coparticipación para financiar el aumento salarial a la Policía Bonaerense que había provocado manifestaciones hasta llegar a rodear la quinta de Olivos provocó la reacción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). La city porteña y el establishment financiero dieron a conocer a su nuevo representante.

Un día después de la decisión del presidente el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dio una conferencia con un discurso en tono presidencial. Anunció que llevaría a la Corte Suprema la discusión sobre la coparticipación. En un discurso prácticamente nacional Larreta llamaba al "diálogo", "unir a los argentinos", "dejar las divisiones", haciendo énfasis en la necesidad del "progreso", de una "federalización en serio" y con menciones a los gobernadores, se posicionó como líder de la oposición y como futuro candidato a presidente. Una vez terminado el discurso transmitido por todos los medios de comunicación, el periodismo y la clase política salió apoyar en bloque al jefe porteño y su discurso haciendo loas sobre su exhortación.

Esto no oculta que el actual presidente no cuente con el apoyo de grandes medios ni del establishment financiero sino que comienza a haber un corrimiento y la falta de decisiones políticas sumado a la profunda crisis económicas hace buscar una alternativa. Si bien ideológicamente entre Rodríguez Larreta y Fernández, quien lo ha llamado "amigo", son más las semejanzas que las diferencias enmarcados en el espectro del progresismo liberal, el jefe porteño no tiene obstáculos para encarar el proyecto globalista en su totalidad desde Juntos por el Cambio, al contrario la coalición actual encuentra límites con el peronismo, a pesar de que no conduzca el frente y se encuentre reducido a su mínima expresión, como así también en su electorado al cual le son ajenas las ideas globalizadoras.

Rodríguez Larreta se alza hoy desde CABA como el mayor promotor de la ideología de género y el lobby LGBT de las grandes multinacionales, con inversiones millonarias en la agenda de género y feminista hasta llegando a contradecirse avalando la aplicación del protocolo ILE. Toda la agenda cultural de CABA está atravesada por un entramado de ONGs y fundaciones funcionales a estas ideas de subordinación que hacen lobby para la promoción y difusión propagandística de esta agenda.

En lo económico no dista mucho de su antecesor Mauricio Macri quien ha endeudado ese distrito a niveles estrepitosos, sobreprecios en la obra pública, "conflicto de intereses" entre funcionarios y empresas como así la política de marketing y maquillaje con el clásico arreglo repetido de veredas. Pero esto es sólo un refresh de la clásica administración vecinal porteña, la visión macroeconómica es la de verdadera importancia y la cual lleva la impronta de grandes bancos, fondos de especulación y empresas de tecnología donde la economía no pasa por el trabajo y la producción sino por la automatización, el teletrabajo, y el sistema financiero. Un modelo de exclusión y de minorías. Solo basta con dar un vistazo a la ciudad y ver cómo de Av. Rivadavia hacia el sur se concentran los mayores índices de desempleo, pobreza e inseguridad.

El hoy reverenciado es el mismo sobre el cual vuela un halo de sospecha sobre la muerte de René Favaloro al ser asociado a un pedido de "retornos", coimas, hacia el prócer argentino. Es quien hoy persigue comerciantes que intentan sobrevivir a la crisis bestial en que se encuentra el país, es el que ahoga en impuestos a la clase media mientras endeuda la ciudad. Es el político perfecto de la oligarquía globalista.

Este ascenso de Larreta no hace más que confirmar la conformación de un partido único conducido desde CABA por el establishment, el partido único globalista, un centro liberal progresista donde las diferencias entre la clase política cada vez son menos y las semejanzas cada vez son más. Lejos de un proyecto nacional, lejos de la mayoría, lejos del pueblo.