Ojo China, juntaron 500.000 firmas y una foto.
China

Fuente: Identidad Colectiva

Época de balances y de relevamiento de resultados en lo que fue un año de mínima turbulento, hace ya lejanos casi nueve meses cuando estrenábamos esta sección en el renovado portal de Identidad Colectiva bastante poco sabíamos de esta pandemia que en nuestro país cursaba su segunda semana de aislamiento preventivo, social y obligatorio de altísimo acatamiento en nuestra sociedad, un ejemplo de responsabilidad social ante lo parcialmente desconocido, teniendo solo como referencia lo que había pasado en el lejano oriente y comenzaba a agravarse en el viejo continente y en los Estados Unidos.

Desde una visión integral y sistémica con fuerte abordaje de lo político fuimos tratando los distintos temas de agenda agropecuaria que fue dejando este 2020, así fue como un 14 de junio analizamos el tema Vicentín tras el sorpresivo anuncio por parte del Presidente que días después, tras una insuficiente voluntad política, el gobierno movió el peón varios casilleros para atrás, en lo que luego se transformaría en una forma de conducir la política pública. El “caso Vicentín” cerca estuvo de convertirse en una nueva 125, el hecho de haberlo evitado no configura un logro per se, 2638 empresas de todo el mundo se vieron afectadas por el cese de pagos de la empresa, de este total aproximadamente 1895 son productores y acopiadores, es decir, plantear que el universo del agro planteaba “todos somos Vicentín” es una falacia. Si el descreimiento de gran parte de estos hacia el Estado y fundamentalmente el rol de los formadores de opinión en los sectores medios y medios-altos urbanos generaron un efecto que prima facie se vio claramente como el auge de una nueva 125 y también la instalación de que la propiedad privada en Argentina “estaba en riesgo”, situación que luego se vería reforzada por las acciones de movimientos sociales empoderados desde los distintos organismos del Estado y de la frágil situación social y laboral pero inorgánicos en cuanto a la verticalidad de la toma de decisiones en el marco de que muchos de estos suponen estar incluidos en el Frente de Todos.

Un mes y algunos días después, tras una semana de crispación y debate de poca monta devenido de la filtración de la rúbrica de un convenio marco entre Cancillería y China para la instalación de granjas porcinas en nuestro suelo, planteamos la oportunidad que traía un acuerdo de este tipo para la inserción internacional de nuestro país y para un desarrollo estrictamente federal que también brindaría soluciones para una problemática nacional que reside en el escaso agregado de valor de nuestras materias primas post cosecha, parcialmente compensadas en el caso de la soja por el cluster oleaginoso del gran Rosario y el cada vez más golpeado sector de los biocombustibles.

Militar las carnes (y los biocombustibles) planteamos en un artículo previo al affaire porcino, cuestión que sostengo y defiendo en cada oportunidad que tengo. El potencial argentino en cuanto a la transformación de proteínas vegetales en animales es realmente muy alto y de una muy interesante distribución territorial al haberse corrido la frontera agrícola y situarse la actividad ganadera en regiones preponderantemente extra pampeanas, fenómeno que seguramente se sostenga en los próximos años. Por el lado de la actividad porcina esta solo requiere tener disponibilidad cercana de maíz, lo que favorece al norte argentino, perjudicado este por la distancia

a los puertos y la incidencia del flete en su estructura de costos y de presión impositiva igual o similar a la de un productor de las zonas núcleo bonaerense, santafesina y cordobesa.

Con el pasar de los días el debate fue mejorando su calidad al punto que las autoridades a cargo de la concreción del acuerdo, Cancillería, Agricultura y los representantes en China, el embajador Luis María Kreckler y el Representante Especial para la Promoción Comercial e Inversiones Sabino Vaca Narvaja, incluían en la cuestión incisos referidos a las dimensiones productivas acordes al status sanitario argentino, ambientales respecto al tratamiento de los efluentes generados por la actividad que llegaban al punto de la complementariedad de estos con la generación de energía y biogás a través de biodigestores (como logró el frigorífico ArreBeef, tema tratado en este portal) y la distribución espacial de las granjas. Chaco hizo punta y se convirtió en la primera provincia en firmar un convenio para la instalación de tres granjas en distintas regiones de la misma.

El lunes a las 17:36 la Unión Vegana Argentina, la cual llevó adelante una ruidosa campaña publicitaria con distintas figuras del cine y la televisión, publica en Twitter una imagen y anuncia haber recibido 528.000 “firmas” en la plataforma Change.org en contra del acuerdo con China, en la imagen la actriz Liz Solari y el presidente de la UVA Manuel Martí, en el medio apoyado con las dos manos sobre una “urna” con una gran inscripción “NO AL ACUERDO PORCINO CON CHINA” y una prominente sonrisa se encontraba el Presidente.

La misma China que en los momentos de mayor tensión cambiaria accedió a modificar las condiciones del swap de divisas, la misma China que la semana pasada firmó financiamiento por 4700 millones de dólares para la infraestructura ferroviaria, la misma China de la que se hizo tanto eco cuando se enviaron aviones de Aerolíneas a buscar insumos médicos a Shanghái, la misma China cuyas empresas integran UTE´s como la de la construcción de las represas santacruceñas Kirchner y Cepernic y de los acuerdos precedentes al 2015 de la construcción de nuevas centrales nucleares para generar energía limpia en nuestro país.

Desde este lunes a las 17:36 no pocos debieron dar muchas explicaciones del otro lado del mundo a partir de un tweet.

Cuesta encontrar en la imagen un trasfondo de diálogo y consenso, el sector de los biocombustibles se encuentra al borde de dejar a treinta mil trabajadores en la calle, nunca fueron recibidos por el presidente o los productores porcinos nunca fueron convocados por el presidente para escuchar su posición y de qué forma podían aportar en el acuerdo, tampoco creo haber visto a los trabajadores aceiteros que en el marco de su negociación paritaria mantienen paralizados los puertos ser recibidos por el presidente para, de paso, poder explicarle algunas cuestiones inherentes a la comercialización granaria y de subproductos.

Saben por lo que les planteo en estas líneas que no sostengo la bipolaridad en términos de relaciones internacionales, la solución no está solo en China ni solo en Rusia ni solo en Estados Unidos, cada polo tiene sus intereses y objetivos, si algo de soberanía nos queda debería tratarse de buscar el equilibrio que contenga los intereses nacionales y la consecución de un crecimiento y desarrollo de largo plazo lo cual solo será mediante un aumento de la productividad en todos los sectores, del aumento del empleo en blanco y de calidad y de las exportaciones.

El 2020 finaliza con más interrogantes que certezas, la transformación de las primeras en las segundas lo antes posibles serán las claves para el 2021 habiendo pasado ya un año de gobierno, para ello hay que dejar de lado la tibieza y claro, no tener miedo.


 

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