“El oro circula porque tiene valor, pero el papel moneda tiene valor porque circula”
“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”
En mi columna anterior les estuve contando algunas cosas sobre el dinero y sus propiedades y de cómo las tecnologías del tipo blockchain pueden cambiar la forma de nuestra relación con lo medios de intercambio, ya que las tecnologías blockchain permitirían la creación de dinero de una forma completamente distinta a la que conocemos.
Desde la puesta en marcha del Bitcoin a la fecha, han aparecido cerca de 5000 criptomonedas. Pese a sus diferencias, todas tienen algo en común: eliminan la intermediación bancaria. Es decir que una persona en cualquier parte del mundo puede transferir cierta cantidad de dinero a otra en forma directa y discreta. Nadie se entera de la transacción salvo los dos involucrados.
Sin ninguna duda, esto preocupa, y mucho, a los gobiernos y al sistema bancario. Pensemos que para el foro de Davos 2021 se ha creado un comité especifico para ver que hacer con este lio y esto en el contexto de lo que ellos denominan el Gran Reset de la economía mundial. Este Gran Reinicio mundial se plantea cómo reconfigurar la globalización a partir de los numerosos problemas expuestos por la crisis de la COVID-19 a nivel planetario. Vamos a tener que prestar atención a lo que se discuta en este evento.
En lo que hace a las cripto, lo que se pretende en el foro, es encontrar la manera de establecer una forma de regularlas a nivel mundial y de esa forma “incorporarlas” al sistema financiero. Básicamente, no quieren que se les escape la tortuga. Buscarán el modo de sacar ventaja y ganancias de esta nueva forma de “fabricar dinero”. Una de las ponencias en estudio es reemplazar los actuales billetes por monedas digitales emitidas por los bancos centrales.
Imaginemos por un momento lo que implicaría eliminar el dinero físico en nuestro país, donde alrededor del 50% de la economía transcurre en la informalidad: millones de compatriotas quedarían instantáneamente excluidos de toda forma de subsistencia.
Lo que sigue será un poco raro. No voy a hablar de un tema concreto. Más bien voy a plantear algunos temas que me interesan y a los que creo que hay que prestarles atención. Probablemente estén relacionados, quizás no. Ustedes dirán. En cuanto al título, bueno, en realidad estaba pensando en Italo Calvino y sus Cosmicómicas y ahí quedó. No lo tomen demasiado en serio. Les propongo que pensemos juntos.
- Dicen que los inversores se están bajando del dólar para comprar oro. El oro está en un precio record.
- Los bancos centrales más importantes van por el mismo camino.
- China es el mayor productor mundial de oro (12%)
- China está incrementando aceleradamente sus reservas de este metal. Dicen que tal vez estén pensando en volver al patrón oro.
- China acaba de sacar su moneda digital, manejada y avalada por su banco central. La están probando en cuatro regiones de su territorio. Es lo más probable que traten de expandirla internacionalmente.
¿Cuales son las consecuencias probables de esta movida?
Es evidente que China intenta desplazar al dólar como moneda de referencia internacional con su propia moneda. La moneda digital china facilitaría este propósito y ni que hablar si adoptan el patrón oro. Pensemos que más o menos cualquiera, con una simple aplicación de celular, podría sacar una cuenta en el banco central chino y empezar a operar con yuanes sin pasar por ningún banco intermediario.
Hoy las transferencias y pagos internacionales se hacen por medio de un sistema inventado e impuesto por los norteamericanos. (Código SWIFT/BIC).
Es seguro que los Estados Unidos no querrán perder su actual hegemonía monetaria. Perderían el control que hoy detentan de buena parte de la economía mundial.
Además de otras cosas, más vinculadas a lo social y cultural, de las que no me siento capaz de hablar. En cualquier caso, la bruta herida narcisista ya la deben estar sintiendo más de cuatro. Sigamos…
Es muy probable entonces que en los próximos años veamos una guerra, o si prefieren, una encarnizada competencia entre China y Estados Unidos por el control de la economía mundial.
Recordemos que el estado actual de cosas nace en 1944 en los acuerdos de Bretton Woods, donde se impuso el dólar como moneda de referencia mundial y se crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a la medida de Estados Unidos. Pese que a principios de la década de 1970, el presidente Nixon dio de baja el patrón oro para el dólar, las instituciones creadas por estos acuerdos siguieron y siguen funcionado con la lógica impuesta por los Estados Unidos.
También hay que recordar que China es una civilización milenaria que se mueve con lógicas y tiempos que muchas veces no alcanzamos a comprender.
Con excepción de unos pocos siglos, fue la cultura dominante durante milenios. Tenían (para las élites, es verdad) ciencia y tecnología cuando Grecia y Roma eran aldeas de pastores y Estados Unidos… bueno, el paraíso de los bisontes. Pensemos en la pólvora, el papel, las técnicas de navegación o cultivo.
Desde hace unos 50 años que vienen planificando con cuidado sus pasos intentando no llamar la atención y con perfil bajo. Les viene dando resultado. El mundo occidental se mantuvo durante demasiado tiempo completamente distraído con respecto a los avances chinos.
Disculpen pero no puedo evitar en este punto, compartir algunos datos duros: como para no hablar en el aire, pero antes no puedo dejar de detenerme un instante en la palabra planificar: en gran parte del mundo, las prisas por solucionar los problemas de coyuntura y la ansiedad por las ganancias a corto plazo, obstruyen la posibilidad de planificar a largo plazo (lo urgente no nos deja tiempo para lo importante, diría Mafalda) pero ocurre que los chinos si planifican a largo plazo.
Ahora si, vamos a algunos datos:
- En el año 2000, China aportaba el 1% de las patentes mundiales. ¡Hoy ese porcentaje es del 46%!
- En ese año el PBI de China representaba el 3% del total mundial. En 2018 ya era del 15% superando a Japón y Alemania.
- Nuevamente; en el año 2000, China tenía 10 empresas entre las 500 principales corporaciones mundiales. Hoy son 129.
- Los bancos chinos no existían. Hoy, 5 de los 10 bancos más importantes en el mundo son chinos.
- En los últimos 15 años China aumentó sus exportaciones a Estados Unidos un 1600%, aumentó sus exportaciones a nivel global un 180% y sacó de la pobreza a 400 millones de personas.
- Se han convertido en la fábrica del mundo representando el 30% del total de la producción mundial en general. Acaparan el 50% del mercado de electrónicos. Son el socio comercial principal de más de 130 naciones.
- Producen el 75% de los smartphones y el 20% de los artículos científicos.
¡Pasaron de ser irrelevantes a ser una potencia en 20 años!
¿Cómo hicieron?
- Pensaron a largo plazo e invirtieron en ciencia y tecnología.
- Pasaron de copiar a inventar.
- O, tal vez, algún chino se entusiasmó con “La Insubordinación Fundante” de Marcelo Gullo. (Hay que leerlo)
Y mientras tanto, en Argentina, venimos de un gobierno que se dedicó a destruir la economía, la producción, la ciencia, la tecnología, el estado; que se endeudó de tal manera de condicionar el futuro y todo para beneficiar a unos pocos amigos que se la llevaron toda afuera.
Votamos a un gobierno popular, logramos echarlos y cayó el coronavirus.
Con el país en muletas, tendremos que ingeniarnos para hacer un equilibrio permanente, entre los chinos, que ya son nuestro principal socio comercial y los yankees, que siguen teniendo las herramientas para hacernos la vida difícil, que están empeñados en conservar a Latinoamérica como su patio trasero y confrontarán con los chinos en nuestra parte del mundo.
¿Y el 5G?
Pero ¿qué soto es el 5G?
¿Que está pasando con esto?
¿A que viene la guerra de Estados Unidos contra Huawei?
Vamos por partes:
La tecnología 5G es, simplemente, la que viene después del 4G: la quinta generación de red móvil. O sea, es una evolución natural que, en resumidas cuentas, permite transferir una mayor cantidad de datos más rápido, mucho más rápido.
No transmite el coronavirus (las ondas electromagnéticas no tienen entre sus propiedades la capacidad de mandar virus por el aire) ni producen más cáncer que tomar sol debajo del agujero de ozono o beber café. Es simplemente una manera de transmitir información de un lado al otro de forma más eficiente que la actual.
El tema es, que más allá de las diversas teorías conspirativas que se han difundido alrededor de esto, la preocupación de Estados Unidos es geopolítica y de seguridad.
Les cuento: todos los aparatitos y el software que utilizamos habitualmente, tienen lo que llamamos “puertas traseras” que permiten que las agencias de seguridad norteamericanas nos espíen a placer cada vez que lo consideren necesario. Pero resulta ser que la empresa china Huawei es la que está más avanzada en esto (para que se den una idea hoy es la empresa individual con más patentes). Si Huawei despliega mundialmente esta tecnología, como parece probable, los que nos van a espiar van a ser los chinos. ¿Se entiende por qué Trump se enoja tanto?
Estamos frente a un escenario mundial en donde una potencia emergente (es un modo de decir) está desafiando abiertamente al actual imperio.
El actual imperio está en decadencia, pero esto no quiere decir que no reaccione.
Ningún imperio es eterno, pero todos, en sus estertores finales, fueron peligrosos e impredecibles.
¿Como se desarrollará esta contienda?
¿Una nueva guerra fría entre China y Estados Unidos?
¿Dónde será el campo visible de batalla? ¿Venezuela? ¿Irán?
¿Cual sería hoy “la tercera posición”? ¿Equidistante de China y de Estados Unidos?
¿Qué debería hacer la Argentina para acceder al desarrollo en este escenario?
Seguramente lo mismo que hicieron los chinos, y antes que ellos los norteamericanos, los ingleses, los españoles, los romanos: apostar a la ciencia y a la tecnología, controlar los recursos naturales, las comunicaciones y los transportes, las fuentes de energía y… disimular.
Volvamos a las cripto y en particular a las ideas de mis amigos Darío y Javier (ver columna anterior)
Supongamos que un municipio saca su propia moneda. Una moneda local que sólo circula y es válida en ese municipio en particular. Con esta moneda se podrían comprar todos los bienes y servicios producidos en el municipio. La idea base es que la plata no se vaya afuera, que se gaste localmente de modo de incentivar la economía local. Ya hemos comprobado en la práctica que esto funciona; recuerden la crisis del 2001, las pseudo monedas provinciales, los bonos del trueque. Claro, todas estas “monedas” eran papeles, entonces, si tenías por ejemplo patacones que eran de Buenos Aires y querías comprar algo en Entre Ríos que usaba federales no podías, al menos, claro, que lograses cambiar los patacones por pesos (que era justamente lo que no había).
Ahora bien, si utilizamos la tecnología blockchain, se podría pensar en construir un sistema monetario completo desde abajo hacia arriba en forma de pirámide invertida.
O sea: cada municipio tendría su propia moneda. Varios municipios podrían armar una federación que sería una entidad de orden superior encargada de manejar las relaciones entre las diferentes monedas. Estas federaciones podrían a su vez converger en una entidad provincial y estas a su vez en una nacional. Las transacciones serían transparentes, instantáneas y seguras. Cada municipio conservaría el manejo de su propia moneda de modo que aún en medio de una crisis se aseguraría la posibilidad de transar bienes y servicios de manera local. En fin, estamos hablando de una moneda democrática, y, en principio, sin la necesidad de que exista ningún banco central.
Armar esto es bastante sencillo desde el punto de vista técnico. Las complicaciones surgen a la hora de definir los parámetros económicos. El tema es largo. Tal vez lo profundicemos en otra oportunidad. Corto acá de momento.
Y ¿qué hacemos con el 5G?
En principio, desplegarlo. Más allá de las peleas entre China y Estados Unidos, esto vino para quedarse. Va a permitir comunicarnos más rápido y mejor. Bajar una película completa en segundos y aumentar exponencialmente el número de dispositivos conectados. Lo que viene envuelto con el 5G es la “Internet de las cosas”. Heladeras, lavarropas, calefacción, luces, autos, paradas de colectivo y todo lo que se te ocurra conectados en una gran red. Las implicancias de esto son enormes y dan para una columna completa así que lo dejo acá por ahora.
Resumiendo, en estos caóticos párrafos he mezclado varios temas económicos, políticos y tecnológicos. Fue a propósito, porque necesariamente se interrelacionan unos con otros.
Los avances tecnológicos nos proporcionan nuevas herramientas, y las herramientas son neutras. Depende en gran medida de nosotros como las utilicemos. Un martillo puede clavar un clavo o aplastar una cabeza según las intenciones de quien lo empuñe.
Blockchain, 5G, Internet de las cosas, se van a difundir inevitablemente y van a cambiar nuestra manera de vivir en muchos aspectos. Lo que resulte depende de las decisiones económicas y políticas que se tomen. Como siempre.
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