Después de idas y vueltas, de dimes y diretes, por si desdoblar o no la elección bonaerense de la nacional, la Gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, finalmente resolvió no desdoblar las elecciones. 

El debate sobre la conveniencia de separar ambas elecciones provocaba tensiones entre Vidal y el presidente Macri, quien se mostraba reacio a la idea, así como también el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun. Por supuesto, esta arriesgada decisión de no desdoblar las elecciones que implican un posible costo político más para Vidal que para Macri (quién no para de bajar su imagen en cada una de las encuestas, aún en las consultoras más cercanas al gobierno), se basó también en una negociación en dónde se comenzó a destrabar la negociación entre provincia y Nación para recibir los 19 mil millones de pesos que Vidal reclama en compensación del Fondo del Conurbano. 

Mientras tanto, y desde la oposición, el peronismo bonaerense que venía llevando adelante una estrategia pública contra el desdoblamiento, celebró la decisión de la gobernadora y fue el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires, Fernando Gray, quién tomó la palabra: “La suspensión del desdoblamiento demuestra una vez más la improvisación del Gobierno que nos lleva permanentemente a situaciones de ensayo, de prueba y error. Resulta inadmisible que hayan siquiera pensado en despilfarrar más de 3 mil millones de pesos en una elección”.

Respecto a lo electoral, obviamente desde la oposición, se sacaron una enorme preocupación de encima, ya que si bien, Vidal es la dirigente de la Alianza  Cambiemos de mejor imagen, enfrentarla en una elección limitada a lo provincial se presentaba como un problema, pero con la votación el mismo día, la discusión nacional prevalecerá sobre la provincial, con lo que la imagen de Vidal pasaría a un segundo plano, dado el contexto de la pésima gestión del gobierno macrista en nación.