El presidente de una Cámara de Diputados que ajustó a los jubilados, en un contexto de crecimiento del desempleo y la pobreza, un parlamento que renunciaba a pedir rendición de cuentas por el endeudamiento más dañoso de la historia de nuestro país, protagonizó a fines de 2018 un momento grotesco: con la voz resquebrajada de emoción dijo despidiéndose de su rol en la Cámara, “reivindico la rosca”, ante el cerrado aplauso de los diputados oficialistas y opositores.