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Diego

Para decir algo original que se pueda considerar un homenaje al diez habría que ser capaz de decir algo equivalente a “se le escapó la tortuga” o “la pelota no se mancha”. O tener la sensibilidad poética de Víctor Hugo Morales o de Eduardo Galeano para describir lo que pasa más allá de lo que percibimos los mortales. Y no es mi caso.

Yo solo me puedo animar a reproducir desordenadamente lo que los pueblos del mundo han dicho al evocar su persona:

Símbolo, simple, sincero, jugado, héroe, mito, pelota, líder, inmenso, magia, fantasía, único, travieso, solidario, transparente, ingenioso, querible, abrazo, pasión, ídolo, respeto, genio, capitán, rebelión, humilde, sencillo, genuino, sensible, cálido, humano, nuestro, universal, extraterrestre, sentimiento, insuperable, amor, gratitud, lealtad, coraje, histórico, rebelde, afecto, dignidad, artista, amigo, leyenda, argentino, compañero, desmesurado, eterno, patria, tristeza, alegría, revolución, gracias, humano, Dios.

Y no hace falta nombrarlo. En ningún otro ser humano que se haya conocido caben todas estas palabras. Nadie puede estar en tantas dimensiones al mismo tiempo.

Hasta acá el homenaje al Diez.

A partir de acá una interpretación sociológica. Una interpretación ideológica y política. ¿Por qué no vimos ni siquiera los nacionales y populares argentinos lo que vieron los pueblos sometidos del mundo desde Siria y Bangladesh hasta Italia, pasando por Brasil, Cuba y China? ¿Por qué no fueron capaces de sentirlo los de la Unión Argentina de Rugby cuando sí lo sintieron los All Blacks? ¿Por qué hasta los dirigentes de Boca incluido Juan Román Riquelme no pudieron hacer un homenaje digno al Diego cuando sí lo hicieron en todas las canchas del mundo? ¿Porqué la dirigencia argentina no estuvo a la altura de las circunstancias?

Yo creo que una de las mayores razones para no habernos dado cuenta es porque nos avasallaron tantos Diegos que se fueron metiendo en nuestras vidas, en nuestro corazón y en nuestras tripas; el jugador que salió de Fiorito y llegó a ser el jugador más grande del universo, el de vida desmesurada, el que les metió el gol con la mano a los ingleses y cinco minutos después les hizo el mejor gol de todos los tiempos, y con eso nos reivindicó nada menos que de la derrota de las Malvinas aunque seamos demasiado pacatos para reconocerlo; el tipo que nunca dejó de hacer lío, el de la sinceridad brutal, el que llevó en la sangre el precepto fundante de la felicidad del pueblo, el que transpiraba independencia y soberanía, el que nunca perdió la sonrisa, el que nunca gambeteó una batalla, el que nunca se guardó nada. Entre otros tantos Diegos que siguen viviendo adentro nuestro, aunque no podamos ser conscientes de tanto.

Y no pudimos ver que era todo eso y mucho más. El árbol no nos dejó ver el bosque. Creímos que el Diego era solo nuestro. Que a lo sumo era también de los napolitanos, que son tan emocionales, desmesurados e imperfectos como nosotros.

Esto nos impidió ver al enorme personaje político ideológico en que se fue transformando Diego en ese rumbo vertiginoso que lo transformó en Maradona universal.

No pudimos ver que Diego Maradona vivía más que metiendo la pelota en el arco contrario metiendo las patas en la fuente en todos los lugares donde iba. Que era toro en rodeo propio y torazo en rodeo ajeno. Que en Dubai seguía fiel a Fiorito, que repleto de dólares seguía junto a los más humildes. Que contra más poderoso se hacía más se jugaba por los frágiles. Que era cada vez más grande y seguía siendo el mismo. Que siempre fue leal al pueblo del que salió y a todos los pueblos del planeta. Que siempre supo de que lado de la grieta tenía que estar y siempre quiso y supo estar del mismo lado. Del lado del Nosotros.

Las minorías oligárquicas que manejan el negocio del fútbol, como la AFA y la FIFA, y las que manejan el poder real dentro del sistema capitalista sí lo percibieron. Porque no toleraban su dignidad indestructible. Porque no pudieron seducirlo ni quebrarlo. Porque lo sufrían en carne propia cada vez que Maradona les metía las patas en la fuente. Y no dejó fuentes del poder en que no metiera las patas.

Y no nos culpo a nosotros por no habernos dado cuenta. Con el diario del día después, con las imágenes que han recorrido el planeta y con el dolor, la tristeza y la alegría de los humildes, los desclasados, los laburantes y el subsuelo sublevado de los pueblos del mundo recién se puede ver en toda su magnitud lo que es y representa Diego Armando Maradona. Demasiado humano para ser terráqueo. Demasiado argentino para ser Universal.

 

A partir del 26 de noviembre empezamos a sentir lo que es Maradona. Por las voces y los gestos que florecieron acá y en el mundo, que van corriendo el bosque y nos permiten ver el árbol. Transcribo un poquito de ese universo simbólico.

 

Fontanarrosa ya había dicho: “La verdad no me importa lo que Maradona hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía.”

Víctor Hugo Morales señaló que Maradona es el pibe que nos enseñó que podíamos volver a ser felices. Y destacó esa sensación que nos embargaba: La alegría de estar tristes.

El sociólogo Pablo Alabarces dijo: “Nos trae una felicidad desmesurada”.

Maradona dijo al irse de Barcelona que en lugar de correr por el dinero prefería correr una pelota y el Barcelona hoy le dice Gracias Diego.

El Pelé con el que siempre lo compararon y está en las antípodas ideológicas de Maradona dijo: “Ojalá un día pueda jugar a la pelota con él en el cielo”.

Un periódico ingles tituló: “Perdimos al mejor de nuestro juego”. Otros titularon “En las manos de Dios” exhibiendo en primer plano la foto de Diego haciéndoles el gol con la mano. Otro tituló: Eterno

El diario francés Nice-Matín tituló: “Una estrella en el Cielo”

Los All Blacks lo homenajearon en el partido con Los Pumas ofrendando su camiseta negra con el diez y la palabra Maradona, poniéndola en el campo argentino.

Cristiano Ronaldo twitteó: “El mundo despide a un genio eterno”, y Messi: “Nos deja pero no se va porque Diego es eterno”

En su velatorio se escucharon palabras de mujeres y hombres que entre lágrimas decían: Cuando en casa no teníamos que comer y jugaba Diego igual éramos felices; Vine a despedir a mi amigo invisible, se me fue parte de mi vida; Hizo ganadores a los que siempre pierden; El día de mañana tus hijos se lo contarán a sus hijos y ellos a sus hijos; Se me fue un pedazo de mi alma; Será que Dios lo necesitaba y se lo llevó; Siempre vas a estar porque sos peronista y sos pueblo, porque no te olvidaste de tus raíces, porque sos antiimperialista, gracias Diego; Vas a ser el santo patrono de Argentina y de todo el mundo; un adolescente dijo: A Diego lo llevo en la sangre; y otro: Hoy Dios se juntó con Dios.

Cuando en los años 80 Maradona visitó por primera vez el Vaticano invitado por Ratzinger, el Papa polaco, dijo que con el oro que había en los techos le podían dar de comer a los chicos pobres del mundo, y cuando en el 2014 fue por segunda vez invitado por el Papa Francisco dijo: “Sentí que me abrazaba mi viejo”.

En París se movilizaron 130.000 manifestantes contra una ley que impulsó el jefe de policía Didier Lallement que impide sacar fotos durante las represiones policiales, y avanzaron con una bandera y una pancarta al frente de la manifestación; la bandera decía en castellano: “Nació la mano de Dios y llenó de alegría al Pueblo”, con la imagen de Diego. La pancarta decía en francés: “L’Allement Demission, L’Argentine Resurrection” también acompañada con la imagen de Diego. La traducción es que dimitiera L’Allement, La Resurrección Argentina.

El pueblo de Bangladesh se declaró la hinchada argentina más grande del mundo a partir de que Maradona le hizo el gol a los ingleses porque para ellos con eso no sólo reivindicó a la Argentina por la guerra de Malvinas, sino que también reivindicó a todos los pueblos sometidos por Inglaterra.

En el único pedazo de pared que quedó en la ciudad de Binnish en una Siria devastada por el imperio anglosajón pintaron el rostro de Maradona con la bandera argentina de fondo.

Concetta, una empleada de una peluquería de Nápoles dijo: “Maradona nos enseñó a no tener miedo y a ir por el mundo con la frente alta”. Feroz materialización de toda la obra de Gramsci. Sólo si se someten a la ideología dominante las clases subalternas

están realmente dominadas. El dominio material es relativo y temporal. No estás vencido hasta que asumes que te vencieron.

Maradona sintetizó en una frase un compendio de geopolítica cuando estando en el Napoli le gritó a la supuesta Italia del Norte: ”Ustedes no son el norte de Italia, son el sur de Europa. Nosotros somos Italia”.

Parece que por ahí se puede entender el fenómeno político y social. Maradona es una ideología. Es un sentimiento. Maradona muestra en blanco y negro que Nosotros somos Todos. Y Todos quiere decir todos y cada uno de los pueblos sometidos del planeta.

Gracias a la vida es argentino Y argentino quería decir sudamericano hasta el 25 de Noviembre del 2020. Ahora argentinos quiere decir uno más de los pueblos sometidos del planeta. El pueblo que no cesa en la resistencia, el que produce torazos como San Martín, Belgrano, Juana Azurduy, Güemes, Evita, Perón, el Che, Néstor, Cristina y tantos héroes y heroínas que hicieron historia y son leyenda.

Y es también el pueblo que produjo un nuevo abanderado de los humildes y lo entrega a todos los pueblos del mundo para que recojan su nombre y lo lleven como bandera a la Victoria.


 

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